El candidato socialista ha sumergido a su partido en el pozo electoral más profundo desde el inicio de la transición, mientras que su principal competidora por la secretaría general, Carmen Chacón, pierde pie en Cataluña asomando al PSOE a una sucesión fuera de control.
La debacle electoral apenas pilló por sorpresa a nadie en la sede federal del partido. Lo que sí sorprendió de forma muy negativa es lo solo que Zapatero dejó a Rubalcaba a la hora de la penosa rendición de cuentas. La versión oficial reza que el candidato eligió su soledad y prefirió aparecer sin la compañía del presidente en una especie de auto inmolación. En todo caso, es evidente que este último no quiso arriesgarse anoche a dar la cara, a la espera de que la ejecutiva federal del partido decida hoy lo que tiene que hacer, dimitir de la secretaría general o tutelar el proceso de sucesión hasta la celebración del 38º congreso, un cónclave que Rubalcaba le pidió ayer que convocara cuanto antes. De ello se encargará el comité federal previsto para el sábado. Si se respetan los estatutos del partido, podría fijarse para finales de enero o principios de febrero.
Si la reunión de la ejecutiva transcurre hoy sin alboroto, la permanencia de Zapatero al frente del PSOE favorecerá las aspiraciones de Carmen Chacón, quien cabalga desde hace meses a lomos de una campaña de autopromoción que descansa en el horizonte del 38º Congreso. Las posibilidades de Chacón se dispararían si finalmente el partido lo arbitra Felipe González, centro ahora de no pocas miradas como posible presidente de esta organización centenaria.
El problema es que Chacón y su partido, el PSC, han salido también malparados en las urnas. Los socialistas catalanes pierden en Cataluña 11 escaños y casi un millón de votos, lo que vuelve a colocar a CiU en primera posición. En Barcelona, la circunscripción por donde ha comparecido Chacón, el PSC se deja 6 escaños y más de 600.000 votos. Pese a todo, es la única provincia, junto a Sevilla, en la que los socialistas son los más votados y pueden sacar la cabeza. Y en el país de los ciegos, el tuerto es el rey.
Más aspirantes a la competición
Con un candidato calcinado y una aspirante a la secretaría general tan tocada, el PSOE puede asomarse a partir de ahora a una sucesión fuera de control con unas tensiones internas que difícilmente podrá frenar el poder local o regional, sencillamente porque éste también ha quedado reducido a la mínima expresión, a la espera de lo que suceda en las próximas elecciones andaluzas.
Anoche se advertía en el PSOE que Chacón muy posiblemente no se encontrará sola en la pugna por el control del partido. La derrota frente al PP ha sido tan severa que no tardarán en levantarse voces en algunas federaciones a favor de una revolución interna, de una especie de refundación socialista que probablemente encuentre en el camino hasta el 38º Congreso otros compañeros de viaje que aspiren al estrellato. Se habla de Tomás Gómez, de Juan Fernando López Aguilar, de un Eduardo Madina bajo la tutela de Rubalcaba…Todo está, de momento, en el aire.
Con Zapatero encerrado a cal y canto en su despacho de Ferraz en compañía de Elena Salgado, Valeriano Gómez y algunos colaboradores de su confianza, la sede del partido se convirtió anoche en el epicentro del funeral oficiado por Rubalcaba ante una derrota electoral sin precedentes que en cuestión de horas trasladará sus réplicas a las federaciones que tienen en sus manos lo que ya se intuye como la necesaria refundación pendiente del PSOE. El triunfo del PP por tan holgada mayoría deja escaso margen para el respiro. El PSOE se ha quedado en 110 diputados, a 76 escaños y 16 puntos de distancia del PP, el suelo más profundo al que ha caído desde la transición, un castigo que en buena lógica deja calcinado al candidato socialista para plantear cualquier batalla congresual.
Cuando Rubalcaba conoció poco antes del cierre de los colegios electorales la magnitud de su fracaso, apenas había conseguido digerir los entremeses y la tortilla francesa que había tomado al mediodía en compañía de Elena Valenciano, su principal colaboradora en esta campaña. Zapatero no se asomó a la cuarta planta de Ferraz hasta media tarde mientras sus colaboradores dejaban correr inútilmente la posibilidad de que compareciera junto a Rubalcaba para explicar los resultados. Al final, el presidente pegó la espantada como si fuera un fantasma, por el parking de la sede del PSOE, de forma casi clandestina, mientras varios centenares de invitados trataban de animarse recurriendo a la Internacional en la sala Ramón Rubial.
Fuerte trasvase de votos al PP
En el análisis apresurado que anoche se hizo en Ferraz se acentuaba la potente fuga de votos hacia Génova, fenómeno especialmente preocupante para el PSOE ya que por primera vez alimenta con su caída el granero del PP en unas elecciones generales. Las últimas encuestas que manejaban los socialistas anticipaban un trasvase hacia sus principales contrincantes superior al millón de votos, animados en su mayoría por la esperanza en una mejor gestión de la crisis económica. También se ha producido un refugio de papeletas del PSOE en la abstención, y, en menor medida, en IU y el partido de Rosa Díez, este último especialmente fuerte en Madrid.
En esta ocasión, el tradicional voto útil de IU al PSOE no solo no se ha producido sino que ha ocurrido a la inversa. En Ferraz se da como seguro que la formación de Cayo Lara ha sumado cientos de miles de votos que en 2008 fueron para Zapatero y ahora le han castigado sin compasión.
Anoche se manejaba en los pasillos de Ferraz que solo podría contenerse la catarsis si este partido se aferra a la esperanza de una legislatura corta, a la vista de las dificultades que tendrá que vencer Mariano Rajoy para torear la crisis económica. Magro consuelo.
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