Cual pirómano que se dirige a los aprendices de bombero, Lawrence H. Summers, ‘Larry’ Summers para el vulgo, se dirigió ayer a los deprimidos españoles. El ex secretario del Tesoro durante la presidencia de Bill Clinton no apareció por Madrid, sino que habló por videoconferencia desde Chicago en el transcurso de unas jornadas tituladas “Restableciendo la confianza de los mercados financieros en España”, organizadas por la Cámara de Comercio de EE UU en el edificio de la Bolsa.
El muñidor de la desregulación del mercado de derivados durante los años noventa –una decisión adoptada bajo Administración demócrata que resultó ser fatal para las finanzas mundiales- compartió tribuna (se entiende que virtual) con otros ponentes de enjundia, como Luis de Guindos, Manuel Pizarro o el embajador estadounidense Alan D. Solomont. Sin embargo, parece que a Summers, en la actualidad profesor de Economía de Harvard, se le atraganta un pelín España: su alocución apenas rebasó los cinco minutos.
Dijo: “Hay un trabajo muy importante que es clave para tener éxito: mantener una relación extraordinaria con los inversores”, un paso que España sí cumple según el ex asesor de Barack Obama, al que sigue aconsejando desde la distancia. Summers, un judío de Connecticut que ha encarnado todos los roles en la actividad financiera global de los últimos años –Charles Ferguson, director de Inside Job, manifestó que allí donde grababa “siempre planeaba la figura de Larry Summers”-, no brilló ayer por su precisión. “No es el momento de apelar a los errores, sino a las oportunidades”, señaló en una ocasión, sin detallar cuáles.
Tres pasos concretos
“Los bancos son los tenedores principales de deuda, y los estados los garantes de la deuda de los bancos”, continuó, y puso como ejemplo al sector inmobiliario español. Entonces, el que fuera uno de los padrinos de la abolición de la Ley Glass-Steagall en 1999, medida que separó la banca de depósitos y la banca de inversión –a la última se la inyectó la minucia de 700.000 millones de dólares en 2008 porque, según Summers, era too big to fail-, planteó para España tres “pasos concretos”. El primero, la “autoayuda”: “las perspectivas españolas mejorarán si el mercado laboral es más flexible”; el segundo paso, “transparencia financiera”; y el tercero, “un sistema fiscal que genere confianza”. Concretísimos.
También citó a Ernesto Zedillo, un ex presidente mexicano que últimamente se las gasta de estadista. “Ernesto siempre dice que los mercados sobrerreaccionan. Yo creo que la política también debe sobrerreaccionar. España ha adquirido una voz importante a escala internacional, y tendrá que recurrir a esa voz cuando se asignen los fondos europeos”.
Donde sí fue más expeditivo fue en la ya clásica crítica norteamericana a la austeridad. “Una estrategia de crecimiento coordinada en Europa va a ser imposible si los periféricos siguen pagando su deuda”, apuntó. Y terminó refiriéndose al continente europeo. “Nuestro déficit comercial es alto. Por eso son importantes las decisiones que tomen España y otros países. Tenemos mucho en juego en la economía europea”. Acabáramos.
Fueron las últimas palabras de alguien que cobró hasta seis millones de dólares de firmas que luego fueron rescatadas. A continuación, el vídeo se apagó.
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