El pasado 29 de noviembre la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE) emitía una nota de prensa en la que pretendía alertar del desabastecimiento de medicamentos que podrían sufrir las boticas por los impagos en concepto de recetas. Más del 70% de las farmacias se verían afectadas a final de año y la deuda alcanzaría los 2.000 millones de euros. Con este panorama, la Federación dejaba de reclamar acciones a las comunidades (sanidad es una competencia transferida) para pedir soluciones directamente al gobierno estatal, solicitando avales para que no se produzca una quiebra en la prestación farmacéutica. “Hemos decidido comenzar por el escalón más alto para ver si así se nos tiene un poco en cuenta. Además, el Ingesa es una institución única nacional que delega en las Consejerías. Algo podrá hacer el Estado”, comentaba Juan Vacas Angulo, vicepresidente primero de la FEFE.
La indignación de la que hace gala Vacas se comprende echando un vistazo a las cifras. A finales de año la Comunidad Autónoma de Madrid adeudará 200 millones a las farmacias, Murcia y Canarias 150 millones cada una, mientras Baleares, Navarra y La Rioja acumularán una deuda de 120, 24 y 13 millones respectivamente, según datos de la propia Federación.
Mención aparte merecen la Comunidad Valenciana, Cataluña o Castilla- La Mancha. En la primera de ellas, es Alicante quien tiene especiales problemas por la intervención de su banco, la Caja de Ahorro del Mediterráneo (CAM), por parte del Banco de España. En Cataluña, donde la deuda es de 276 millones, hace apenas un par de días que su conseller de Sanitat, Boi Ruiz, proponía un nuevo sistema sanitario español como medida de saneamiento, en el que los ciudadanos, a partir de un determinado nivel de renta tendrían que contratar obligatoriamente una póliza para acceder a determinados servicios médicos. Sin embargo tales declaraciones daban simplemente una pincelada de lo que se pretende, ya que la póliza aún se está perfilando y no hay nada cerrado, según ha confirmado el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona. En concreto, el Instituto Catalán de Salud (ICS) adeuda 15 millones de euros en concepto de “intereses de demora” a sus proveedores, lo que supone un montante mayor que el del capítulo de inversiones. Además, los pagos del Instituto a proveedores farmacéuticos y de material sanitario se lleva a cabo con un retraso de cerca de 200 días.
La peor posicionada
Pero si hay una comunidad en situación especialmente complicada, esa es Castilla- La Mancha. El cambio de gobierno en las pasadas elecciones municipales y autonómicas evidenció los críticos problemas económicos de la Junta. Sólo en impagos la deuda es de 335 millones de euros, y el desabastecimiento en este caso sí sombrea por algunas zonas como Guadalajara. En esta provincia en concreto, y a fecha de 2 de diciembre, se había cobrado la factura de mayo y el 50% de la de junio. Faltaría solventar por tanto la facturación de la otra mitad de junio y los meses de julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre. En principio, los pagos se regularizarían para 2012, pero aún queda pendiente ese agujero de deuda desde junio, sobre el que no tienen nada firmado; únicamente el calendario verbal acordado con el consejero de Sanidad y Asuntos Sociales, Juan Ignacio Echániz, quien ha asegurado a los farmacéuticos que la partida está situada como con prioridad de pago, pero de la que todavía están esperando su ejecución por falta de fondos.
“El problema es muy sencillo de explicar, porque es una cadena. Las farmacias han de hacer una gestión de empresa de crisis. Antes había un stock quizás exagerado de medicamentos para el mes en curso, pero ahora éste se ha reducido al mínimo, incluso muchos meses llegan las medicinas con retraso. En Guadalajara las farmacias cobran a 50 días, y si no hay dinero, no pueden pagar a los proveedores, que a su vez lo reclaman, también en menor medida, a los almacenes y laboratorios, y todos están envueltos ahora en problemas de liquidez. Aquí tenemos todos ya un máster en economía financiera para intentar capear el temporal”, declaraba Ignacio Romeo, secretario de la Junta de Gobierno del colegio alcarreño.
La ayuda crediticia también escasea
El principal problema al que se enfrentan los farmacéuticos es el de cómo seguir ofreciendo un servicios a los ciudadanos cuando no tienen el modo en que financiarlo. Las entidades bancarias apenas si ofrecen ayudas colectivas para el sector, poniendo incluso en algunos casos trabas a la liberación de pólizas de seguros para hacer frente a eventuales impagos. Esto ha supuesto que en muchos casos los propios colegiados hayan tenido que recurrir a préstamos personales a los que responden con su propio patrimonio para poder seguir dispensando medicamentos. Todo ello sin olvidar el importante número de boticas que se han visto obligadas a cerrar. La ley les ampara para el pago de las facturas, pero aún no saben qué va a pasar si la situación no mejora a corto plazo.
Además de los préstamos personales, los colegiados han tenido que estudiar todo tipos de medidas de ayuda que al parecer ofrecían los bancos. En Guadalajara se firmaba hace apenas un mes un convenio de colaboración entre colegio y entidades bancarias gracias al cual el farmacéutico no respondía con su propio patrimonio pero sí con las facturaciones. “Es decir, responderías con el dinero para pagar tu casa, no con tu casa en sí, lo que en el fondo viene a ser lo mismo”, explicaba Romeo. En Barcelona por su parte, se sigue intentando llegar a un acuerdo para que los colegiados puedan acceder a un crédito por el total de la factura adeudada.
Se impone el compromiso profesional
En todos los colegios consultados los responsables aseguraban que se intentaba por todos los medios evitar el desabastecimiento en medicamentos, que el ciudadano no se viese perjudicado por un problema que tienen las consejerías con los farmacéuticos. Estos últimos tienen la obligación de dispensar las medicinas, pero actualmente están haciendo auténticos malabares para lograrlo, y lo consiguen principalmente por su compromiso con el usuario, aunque es cierto que se han dado casos de pacientes que no encuentran su medicina en la botica, ya sea por estos problemas de abastecimiento o por los inconvenientes diarios de un mercado muy vivo como es éste.
Tanto desde el colegio barcelonés, como desde el alcarreño, incluso desde la misma FEFE se hace hincapié en el comportamiento ejemplar de los colegiados. Romeo aseguraba que “si en Castilla- La Mancha, en las 1.300 farmacias contabilizadas, se sigue manteniendo el servicio es debido a la profesionalidad de los farmacéuticos, a su esfuerzo y sacrificio personal”, pese a lo cual, confesaba el cansancio y pesimismo que empieza a apoderarse de todo el sector, que no termina de vislumbrar una solución a medio plazo.
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