Ignacio Fernández Toxo y CándidoMéndez hacen cábalas estos días sobre quien será el próximo ministro de Trabajo. Ambos intentaron extraer alguna conclusión tras su reciente encuentro por separado con Mariano Rajoy, pero ninguno de los dos pudo pillar pista alguna. Cuando se presentaron en Génova, 13, el cuartel general de los populares, desconocían si el líder del PP iba a estar acompañado o no por alguien de su equipo. Al final, Rajoy compareció solo en las dos entrevistas, gesto que Toxo y Méndez interpretaron en la misma clave: “El gallego evita dar cualquier señal sobre la persona que tendrá que comerse durante mucho tiempo el marrón de los cinco millones de parados…”.
Para el traspaso de poderes en el área laboral, el ministro en funciones Valeriano Gómez se está viendo estos días con el diputado del PP Tomás Burgos, el mismo que en esta legislatura ha gestionado desde su partido la reforma de las pensiones. Pero Méndez y Toxo no creen que Burgos vaya a ser titular de Trabajo. Más bien las miradas se dirigen a Fátima Báñez, una de las diputadas del equipo económico del PP más trabajadoras y más cercanas a Soraya Sáenz de Santamaría.
El sustituto o la sustituta de Valeriano Gómez tendrá que tener agallas porque la EPA que se conocerá el mes que viene muy posiblemente refleje ya que el número de parados supera los cinco millones. Además, los sindicatos han advertido a Rajoy que solo con la reforma laboral no se creará empleo y en sus augurios figura que con el PP puede alcanzarse sin grandes dificultades la cifra de cinco millones y medio de desempleados. Así se entiende el consejo que el ex de Comisiones José María Fidalgo le ha dado a Rajoy, en el sentido de que no queme las naves con una reforma que tiene grandes posibilidades de erosionarle políticamente desde el minuto cero de la legislatura y de generar una dura contestación en la calle.
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