A mediados de esta semana, la instrumental de la familia Del Pino colocó en el mercado un paquete de 2,5 millones de acciones de Ebro Foods, equivalente al 1,62% del capital social de la compañía alimentaria. La operación no reportó excesivas minusvalías a Casa Grande de Cartagena, en torno a 10 millones de euros, en tanto en cuanto no ha sido ni mucho menos la apuesta que peor le ha salido a la familia Del Pino.
Sin embargo, la maniobra viene a sumarse a las ventas realizadas anteriormente, que sí han supuesto un serio quebranto para los planes de los principales accionistas de Ferrovial.
Tras salir del capital de la constructora, en el verano de 2006, Casa Grande de Cartagena invirtió gran parte de lo que obtuvo por la operación en la adquisición de participaciones del 5% en sociedades cotizadas. Se trató de una estrategia enfocada especialmente desde el punto de vista fiscal, toda vez que comportaba reinversión de plusvalías y, al mismo tiempo, la toma de una participación significativa en cotizadas.
En total, los Del Pino invirtieron algo más de 1.100 millones de euros (de los 1.400 millones de euros que ingresaron por Ferrovial) en Gamesa, Indra, Acerinox, Banco Pastor y Ebro Foods (por entonces, Ebro Puleva) en el último trimestre de 2006, cuando los mercados cotizaban en zona de máximos históricos.
El problema de invertir en máximos
Y ése fue precisamente el problema: las bolsas apenas contaban ya con margen de mejora, aunque muy pocos fueron capaces de pronosticar por entonces todo lo que se venía encima de la economía mundial a partir del verano del siguiente ejercicio.
Cinco años después, el balance resulta desalentador. Antes de que se iniciara 2011, Casa Grande Cartagena ya se había deshecho de su inversión más ruinosa, la de Gamesa, que le reportó unas minusvalías efectivas próximas a los 170 millones de euros. Antes del pasado verano, los principales accionistas de Ferrovial ya habían acordado la venta de su paquete de acciones en Banco Pastor, donde registraron pérdidas cercanas a los 70 millones de euros.
Sin duda, volvió a ser una decisión desacertada, ya que los títulos de la entidad gallega registraron una fuerte revalorización apenas quince días después de consumarse la salida de los Del Pino de su capital, debido al anuncio de la OPA a cargo de Banco Popular.
Pero los beneficios de esta circunstancia se los anotó José Gracia Barba, conocido en los círculos financieros, en los que es todo un experto veterano, como ‘Pitu’, a la sazón el comprador del 5% del Pastor que estaba en manos de Casa Grande de Cartagena.
No obstante, la historia aún no ha finalizado. La sociedad aún conserva un 4,5% de Ebro Foods, tras su salida parcial, y no ha tocado los paquetes del 5% que adquirió en Indra y Acerinox. Todas estas participaciones arrojan en la actualidad minusvalías latentes muy cercanas a los 200 millones de euros.
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