España

Dificultades para la CEOE: Modificar los días festivos no será tarea fácil

El debate sobre la irregular distribución de los días festivos se ha convertido ya en un tema recurrente de la economía nacional, especialmente en tiempos de crisis. Sin embargo, cualquier variación del calendario de fiestas requiere un consenso que se antoja difícil de alcanzar. Los distintos intereses de sindicatos, comerciantes, hosteleros e incluso de la Iglesia, están en juego, y la complejidad propia del Estado español enreda aún más la madeja.

El debate sobre la irregular distribución de los días festivos se ha convertido ya en un tema recurrente de la economía nacional, especialmente en tiempos de crisis. Sin embargo, cualquier variación del calendario de fiestas requiere un consenso que se antoja difícil de alcanzar. Los distintos intereses de sindicatos, comerciantes, hosteleros e incluso de la Iglesia, están en juego, y la complejidad propia del Estado español enreda aún más la madeja.

Desde la CEOE reconocen que la cuestión de los festivos trasciende “lo puramente económico” pero insisten en que ‘macropuentes’ como el de esta semana provocan una flagrante pérdida de productividad que agudiza la crisis que atraviesa el país. Con ese objetivo, la patronal envió a los sindicatos el pasado 25 de noviembre una propuesta para evitar que la confluencia de dos festivos en una misma semana provoque una situación tan atípica.

En dicha misiva, los empresarios proponen que las festividades nacionales, autonómicas y locales caigan entre semana al lunes o viernes más cercano, con el fin de que las empresas no pierdan productividad. La patronal calcula que cada día de puente supone un coste de hasta 4.830 millones de euros, el equivalente al 0,45% del Producto Interior Bruto (PIB).

La CEOE señala que esta cantidad habría sido suficiente para sufragar las partidas de los Presupuestos de 2010 en Educación (3.089 millones), Sanidad (4.633 millones) o Cultura (1.141 millones). Más aún, en el actual contexto de recortes, la patronal asegura que trasladar los festivos al lunes "podría evitar la eliminación de las diputaciones", una de las medidas planteadas durante la pasada campaña electoral.

Sobre el papel, reubicar los festivos resulta tentador, pero en la práctica, la polarización de criterios de los distintos agentes limita mucho el margen de maniobra y las reacciones no se han hecho esperar.

Los sindicatos, dispuestos al diálogo

El artículo 36, nº2 del Estatuto de los Trabajadores dispone que el número de días festivos entre semana no puede exceder de doce para el ámbito nacional, más dos de carácter local. La misma Ley concede a las Comunidades autónomas la facultad de poder fijar su calendario de festivos propio, sustituyendo tres de las fiestas del calendario nacional por otras de mayor arraigo cultural. Asimismo, un Decreto de julio de 1983 diferencia entre las fiestas de carácter cívico, las religiosas y las reconocidas por el Estatuto del Trabajador.

Partiendo de esta base, los sindicatos mayoritarios no se oponen de entrada a negociar la propuesta de la CEOE, a la que no consideran del todo “traumática”. Eso sí, recuerdan que "hasta la fecha no se ha iniciado ningún tipo de negociación al respecto" y que el calendario para 2012 ya está pactado y cerrado. Sólo contando con las fiestas estatales, hay cinco puentes a la vista.

Además, los portavoces de ambas centrales advierten de que en España el tiempo de trabajo no se contabiliza en días trabajados y festivos, sino por el número de horas que se trabajan al año, lo cual está ya pactado entre comités y empresas.

La Conferencia Episcopal prefiere no pronunciarse

Los sindicatos asumen que además de sentarse con la patronal también habrá que negociar con la Iglesia, ya que la mayoría de los días festivos de España son celebraciones religiosas y un hipotético pacto excluyente entre sindicatos y patronal resultaría baldío.

La Conferencia Episcopal no se ha pronunciado aún al respecto y simplemente remite a los acuerdos Iglesia-Estado del 3 de enero de 1979. En ellos, además de reconocerse como días festivos todos los domingos, queda recogido que “de común acuerdo con la Santa Sede, se determinará qué otras festividades religiosas son reconocidas como días festivos”.

Aunque existen precedentes de traslado de fiestas religiosas, como en el caso de la festividad de la Ascensión en 1977, o del Corpus Christi en 1990, el cambio siempre ha sido hacia un domingo y la decisión última le ha correspondido a la Sede Apostólica, es decir, el Vaticano. Un requisito que puede dificultar notablemente alguna de las aspiraciones que se han puesto sobre la mesa, como la de trasladar el Jueves Santo y el Día de Reyes a sendos lunes en los próximos años.

La hostelería, a favor de los fines de semana largos

La propuesta ha sido bien recibida dentro del sector turístico, de gran peso en la actividad económica española. Los hoteleros y restauradores prefieren asegurarse reservas de tres días en lugar de coleccionar festivos sueltos.

Carlos Díaz, presidente de la Asociación Hotelera de Madrid, entiende además que con el cambio se ampliaría el abanico de potenciales clientes, ya quemuchos ciudadanos no pueden apuntarse a puentes pero sí a un fin de semana largo.

Para el comercio, los viernes y las fiestas con arraigo son “intocables”

Para el secretario general de la Federación Catalana de Comercio, Miguel Ángel Fraile, la solución no parece tan sencilla. En primer lugar, consideran que el traslado de los festivos a los viernes sería “del todo inadmisible”, ya que los viernes y sábados son los días fuertes de la semana para los comercios frente a los lunes, tradicionalmente más flojos.

En segundo lugar, no todos los festivos son susceptibles de modificación para los comerciantes. Muchos de ellos, se consideran de “naturaleza inamovible” por su profundo arraigo en la cultura de las distintas comunidades autónomas. Por poner un ejemplo, no es lo mismo la celebración del día de San Juan (24 de junio) en Cataluña, Comunidad Valenciana o Baleares que en Andalucía o Comunidad de Madrid.

Estas diferencias de idiosincrasia dificultan aún más la negociación. En cualquier caso, para Miguel Ángel Fraile, las festividades de carácter civil son más negociables por no llevar consigo tradiciones entre la sociedad que condicionen un mayor consumo.

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