¿Qué le pasa a Mariano?, se escucha en los corrillos que forman en el Congreso los diputados del PP. ¿Por qué está tan serio?, se interrogan unos a otros. Y es que la mayoría ha detectado desde hace al menos dos semanas que le ha cambiado el semblante. Su gesto se ha tornado mucho más serio, más circunspecto, comentan algunos de los suyos, sin saber muy bien a qué atenerse…
Unos achacan el cambio a la reserva que el líder del PP quiere mantener hasta el final sobre la composición del nuevo Gobierno. Ningún diputado ha tenido la osadía de preguntarle nada al respecto a sabiendas de su prudencia, y mucho menos los que encierran aspiraciones de sentarse en el Consejo de Ministros. Pero intuyen que el gesto grave emite una señal de distancia, de reserva…
Otras versiones que circulan en las filas del PP culpan de la actitud tan reflexiva de su líder al contenido de los papeles que le están pasando sus asesores sobre la situación económica que hereda de Zapatero, con quien tiene previsto reunirse en breve en La Moncloa para hablar de “temas de Estado” y, de paso, tratar de asuntos domésticos. Lo que reflejan estos papeles “es una auténtica ruina”, comenta un dirigente del PP al tanto del traspaso de poderes, consciente de la preocupación que le embarga a Rajoy por la dureza de los ajustes que va a proponer y la posible respuesta de la población a los mismos.
“Parece que ha perdido las elecciones, si alguien ve su cara lo último que piensa es que acaba de ganar y, además, con mayoría absoluta”, se añade en su entorno. Quienes antes del 20-N pensaban que se iba a producir en el PP una borrachera de poder, se han llevado una sorpresa. “Lo que refleja la cara del jefe es que hay que estar preparados para lo peor…”, resume otro de sus hombres de confianza.
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