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La noticia cayó como una jarra de agua fría para lectores y colaboradores. Después de 15 años de existencia, la Revista de Libros, publicación mensual de referencia en el panorama cultural y literario español, dejará de salir a la calle definitivamente. ¿El motivo? Los severos recortes presupuestarios por parte de Caja Madrid, principal patrocinadora.
Álvaro Delgado-Gal, director de la publicación, ha confirmado a Vozpópuli que la versión impresa y digital de la revista dejará de circular este diciembre. “Hay un plan de recortes drásticos por parte de Caja Madrid, y han comenzado por nosotros”, dice el Delgado-Gal.
Revista de Libros no era sólo una publicación dedicada a las reseñas literarias. Ni lo fue, ni lo pretendió así. Era, en efecto, una publicación volcada en el género ensayístico que sin aspirar a lo académico tampoco se conformaba con lo divulgativo. Intentó y consiguió, a su manera, lo que habían logrado la New York Review of Books en Estados Unidos o el Times Literary Supplement en Gran Bretaña.
Consiguió cerca de 5.000 suscriptores dentro y fuera de España y reunió en su plantilla desde especialistas y coordinadores en materias como biotecnología, darwinismo, análisis del discurso o estudios culturales hasta filosofía, matemáticas, historia, gastronomía o estética.
Aunque el tono de voz de Delgado-Gal resulta tremendamente pausado y calmado al hablar del asunto, no ocurre lo mismo con el de otras personas también vinculadas a la revista. Al conversar con otras fuentes, los argumentos se vuelven bastante más agudos y severos.
“El que nos ha mandado a cerrar ha sido Rato, el mismísimo señor Rato… ¿Por qué? Pues por pasta y porque le molesta la cultura, no será por otra cosa y esto va a seguir, vas a ver. No vamos a ser los únicos… Antes de irse, va a recortar mucho más, para tapar el agujero que tiene”, comentó a Vozpópuli una empleada de la revista que prefirió no identificarse.
En un tono calmado, más cercano a la resignación o la derrota que a la ira, Delgado-Gal describe la desaparición de la revista como un resultado lógico de una crisis que reduce cada día más los espacios culturales. La pena, agrega, es cuando ocurre en un momento de apogeo, “porque la revista estaba en su momento de mayor auge”.
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