El momento momento para la cita no podía ser más oportuno. A menos de una semana para que Mariano Rajoy dé a conocer la composición de su Gobierno, el ex vicepresidente económico Rodrigo Rato decidió mantener la tradicional cena de Navidad con todos aquellos que el acompañaron durante ocho años en los equipos económicos. Rato tomó la palabra al comienzo del almuerzo, antes de que cerca de los cincuenta asistentes iniciaran la fuga a los postres.
Y lo hizo para comentar muy brevemente que los últimos habían sido años "muy duros", pero que, en todo caso el futuro iba a ser mejor "porque las cosas se van a volver a hacer bien", según indicaron a Vozpópuli distintos asistentes a la comida. No hubo más alusiones políticas, ni siquiera veladas sobre si su futuro está en otro sitio que no sea Bankia. De hecho, alguno de los presentes interpretó tras escucharle que "el Gobierno no es su guerra. Las cosas tienen su momento y ya ha pasado" en alusión a su declarada diponibilidad para ser el sucesor de José María Aznar. Otro señaló que "no ha habido el más mínimo detalle ni por sus frases, ni por su contenido ni por sus gestos" que permita asegurar que esté pensando en la nueva vicepresidencia económica.
Pero una cosa es Rato y otra la de algunos de sus compañeros de mesa. Junto a él se sentaron Luis de Guindos y Elvira Rodríguez, por los que se cotiza fuerte en las quinielas de 'ministrables'. También compartió cocido de a 75 euros por cabeza, con José Folgado, Jaime Pérez Renovales e Isabel Mariño. Quienes no ocuparon ninguna de las cinco meses del céntrico restaurante Lhardy fueron Cristóbal Montoro, Juan Costa y Vicente Martínez Pujalte. Montoro estaba ayer en Granada participando en una convención de cargos públicos donde ofreció un discurso sobre economía, como no podía ser menos.
Por las mesas unos hicieron cábalas sobre la composición del próximo Consejo de Ministros aunque otros hablaron de la posibilidad de crear un banco malo donde depositar los activos tóxicos de las entidades financieras, del papel del Banco de EStapaña en el proceso de reestructuración del sector financiero, de la validez de los acuerdos del Ecofin o del fondo de estabilización europea para el saneamiento de los bancos franceses, alemanes y españoles.
Fue una comida tranquila. A lo sumo, algunos de los más antiguos colaboradores de Rato le vieron muy serio, actitud que atribuyeron a las dificultades que ha tenido Bankia tras la fusión con Bancaja y a los problemas del sector. De lo demás, de lo que compete a Rajoy en las próximas fechas, no parece tener ninguna intención de interferir.
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