El último convoy militar estadounidense ha abandonado Irak, lo que supone el punto y final a la retirada del Ejército norteamericano del país al que llegó hace cerca de nueve años, según han confirmado fuentes oficiales estadounidenses.
El balance es de casi 4.500 militares norteamericanos muertos y decenas de miles de iraquíes. En marzo de 2003, los primeros misiles cayeron sobre Bagdad con el fin de derrocar al régimen de Sadam Husein bajo el pretexto de su programa nuclear.
Este último convoy, conformado por cien vehículos armados con 500 soldados en ellos, ha cruzado la frontera sur de Irak durante la madrugada de este domingo hacia territorio kuwaití.
"Ha estado bien ver cómo esto (este momento) se acercaba. Estuve aquí cuando comenzó", ha declarado el sargento Christian Schultz, poco antes de abandonar la base operativa de Adder, a 300 kilómetros al sur de Bagdad. "He visto muchos buenos cambios, muchos progresos y muchas cosas malas también", ha apostillado.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió durante su campaña electoral que retiraría totalmente las tropas norteamericanas desplazadas en Irak.
Para los iraquíes, esto era una cuestión de soberanía, si bien durante los últimos meses los ataques perpetrados por milicianos y terroristas suicidas han devuelto el escepticismo a las autoridades de Irak sobre su seguridad.
De hecho, algunos sectores militares iraquíes pidieron a comienzos de este año que las tropas estadounidenses prolongaran su estancia en el país con el fin de garantizar la seguridad y la estabilidad hasta que el Ejército de Irak estuviera plenamente preparado para hacerse cargo de la seguridad nacional. Además, adujeron que los soldados todavía necesitaban más entrenamiento con las nuevas armas suministradas al contingente iraquí. Ambas administraciones celebraron diversas reuniones para abordar una posible prórroga de la retirada durante los últimos meses, aunque, finalmente, no sellaron acuerdo alguno.
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, no accedió a ceder en cuestiones de soberanía, en un contexto en el que su Gobierno de coalición, trazado con delicados equilibrios entre etnias, podría verse expuesto a la división.
Irak ha admitido que sus fuerzas aéreas y la Inteligencia son sus principales puntos débiles. No obstante, han reiterado que son capaces de hacerse cargo de la seguridad nacional, a pesar del repunte de la violencia insurgente islamista suní, que, desde hace varios meses, está acometiendo atentados de forma casi diaria.
De esta forma, Obama y Al Maliki pactaron una retirada progresiva que culminara en diciembre, según anunciaron ambos dirigentes en octubre.
En los momentos cumbres del conflicto, Estados Unidos ha llegado a tener destinados en unas 500 bases militares iraquíes a más de 170.000 soldados. Sin embargo, este sábdo, apenas quedaban 3.000 unidades concentrados en una base.