En una entrevista concedida a Onda Cero, el nuevo jefe de la diplomacia ha opinado que el anterior Ejecutivo debería haber "prestado mucha más atención por ejemplo a los temas europeos, en donde se estaba discutiendo el futuro de Europa y esa famosa división de una Europa a varias velocidades (...) y menos a una cosa tan etérea como la Alianza de Civilizaciones".
Sin embargo, el PP lo que quiere ahora "más que abrir heridas y mirar hacia atrás", es mirar hacia delante y tratar de que la política exterior sea "una política de Estado" en la que participen no solo todas las fuerzas políticas, sino también las comunidades autónomas --"para crear sinergias en la representación de España y que la representación exterior de España pueda servir para representar los intereses de las comunidades autónomas"-- y los agentes sociales.
García-Margallo ha reconocido que en este momento la imagen de España en el exterior "no es excesivamente buena" y ha defendido, como ya hizo el ahora presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la cumbre del PPE en Marsella el pasado 8 de diciembre, que "la imagen de España no es la imagen de estos ocho últimos años" sino la de la "España que fue capaz de hacer la Transición" y la de 1996 que consiguió "revertir una tendencia" y entrar en el euro.
Esa es, ha aseverado, "la España real, la excepción ha sido la España de la crisis, que es la imagen que nosotros estamos proyectando ahora". La imagen que quiere proyectar el nuevo Gobierno del PP es la de que "cuando los españoles tenemos ganas y nos ponemos de acuerdo para hacer las cosas en común las hacemos muy bien", ha precisado.
En opinión del ministro de Exteriores, "para tener prestigio, tienes que ser previsible". Así pues, "la política exterior tiene que tener una enorme continuidad y una enorme previsibilidad, tienes que ser un socio fiable si quieres que te tomen en serio", ha añadido.
Así las cosas, ha explicado que su objetivo es "hacer una diplomacia del siglo XXI" apostando por la "internacionalización de las empresas españolas" y la "diplomacia económica" y una "diplomacia de los ciudadanos" para "ayudar a los españoles que están fuera" o a los que se quieren "emprender una aventura en el extranjero".
UE: España estará sentada en la mesa de negociación
No obstante, "en términos de urgencia", ha señalado García-Margallo, el principal objetivo es que España se incorpore a la discusión sobre el nuevo tratado intergubernamental para una mayor disciplina fiscal en la UE. Aunque actualmente, ha precisado, no hay países de primera y segunda en dicha negociación, puede que esto sí ocurra en un futuro cuando, según él, se cree "una especie de Tesoro europeo" y entonces, "España tiene que estar en la primera división".
"Yo quiero que España esté sentada en la mesa de negociación desde el primer momento, para que si esa clasificación se produce nosotros estemos dentro", ha afirmado García-Margallo.
Según el ministro, el principal problema al que se enfrenta actualmente la UE no es económico sino "político" ya que "los inversores del mundo están desertando de la zona euro para refugiarse en otras zonas que tienen números mucho peores que los nuestros" como Japón, Estados Unidos y Reino Unido porque "dudan de que seamos una zona euro irreversible en el tiempo".
"Nos ven como una especie de sistema de cambios fijos que en cualquier momento puede saltar", ha agregado, ilustrando que los inversores ven a la eurozona no como "un matrimonio de los de antes, en el que se comparten vida y haciendas para siempre, sino como una especie de apaño de fin de semana que puede saltar en cualquier momento".
De ahí, ha afirmado, la necesidad del nuevo tratado para dar "la señal de que estamos dispuestos a ir juntos, a defender cualquier ataque contra la deuda soberana de cualquiera de los países del club, pero eso obliga a que los miembros sean serios".
América Latina: "asuntos de familia"
En cuanto a las relaciones con América Latina, García-Margallo ha apostado por tratar los asuntos con estos países como "asuntos de familia", aunque hay "algunos que se aproximan más a nuestra concepción de la vida política y otros menos, pero todos son miembros de la familia".
Además, hay que cambiar la "percepción" que se tiene de estos países, puesto que ahora están creciendo más que la UE y hay que buscar el acuerdo "para defender nuestros intereses comunes".
En este sentido, ha considerado que la próxima Cumbre Iberoamericana que se celebrará el próximo otoño en Cádiz debe servir para "buscar una agenda" e "identificar los temas" de interés con el fin de "llegar a posiciones comunes".
Si esto funciona, ha agregado, entonces podría haber reuniones previas de los países iberoamericanos antes de las cumbres del G-20 o para "ver qué es lo que hay que tratar en la definición de la nueva arquitectura mundial". Se trata, ha explicado el ministro, no de hablar con "una voz única" sino al menos como "un coro en el que no desafinase nadie".
Para ello es necesario que "nos dejemos de revisar la historia" puesto que "cada uno tenemos nuestro punto de vista". "Nos habremos llevado mejor o pero, pero somos todos de la familia" así que "vamos a ver si sacamos valor añadido a ese hecho", ha remachado.
En cuanto a su nombramiento como ministro de Exteriores, pese a que su nombre no era de los que sonaban para el cargo, García-Margallo no se ha mostrado tan sorprendido. "Llevo tantos años en política que estoy acostumbrado a que cualquier cosa puede pasar, incluso que a mí me hagan ministro de Exteriores".
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