La deuda alemana está en mínimos históricos en rentabilidad, lo que acerca a algunos de sus plazos al 0%. Parece que ese debería ser el suelo, pero no. En las últimas semanas, incluso el plazo a 1 año ha llegado a ofrecer un tipo negativo, una circunstancia que no es la primera vez que ocurre en el mundo, pero que indica, a priori, que el inversor acepta comprar un bono por el que le devolverán menos dinero al vencimiento. ¿Hasta esos extremos ha llegado la búsqueda de seguridad?
A finales del pasado mes y principios del actual, el bono a 1 año germano llegó a situarse en el -0,073%, como recoge una información del think tank Sintetia. Una aparente incoherencia que teóricamente significaría “que Alemania cobra a los inversores a los que les pide dinero”, comentan. Esta no es la primera vez que ocurre algo así, por cierto, ya que en EE UU pasó lo mismo en 2008 con las Letras del Tesoro a corto plazo.
El motivo de ello es, previsiblemente, que determinados inversores utilizan esos activos para emplearlos como colateral en 'operaciones repo' comprometidas hace tiempo. Aunque también es cierto que hay un enorme fly to quality hacia la deuda germana que parece no terminar nunca.
La semana pasada (el lunes no hubo sesión en los mercados), el dos años germano finalizó en su cota más baja nunca vista, según datos de Bloomberg, al finalizar en el 0,23%, lo cual implica también retorno negativo en términos reales. La incertidumbre europea provoca que se demanden más que nunca activos seguros. La rentabilidad negativa garantiza, como mal menor dentro de una vorágine incotrolable, que habrá una minusvalía mínima como mucho. Esto, en un contexto en el que las fuertes pérdidas o incluso la quita merodean para los inversores, que hace que la garantía de recuperación de casi todo el principal no se desdeñe, aunque suponga dar por hecho que se perderá.
De esta manera, la crisis habría aportado, como gran novedad en la gestión de activos, un concepto inédito; un eslabón nuevo de una cadena que nacería en la lógica búsqueda de la optimización del binomio rentabilidad/riesgo, continuada con la simple preservación del capital y ahora, después de la terrible crisis financiera, se le añadiría la mínima pérdida asegurada.
Datos pintorescos
No es la primera vez que tienen lugar acontecimientos pintorescos en los mercados de renta fija. Sin ir más lejos, en junio de 2005 España tuvo su rentabilidad de referencia unos 5 puntos básicos por debajo de la alemana, cuando el bono español a 10 años rozaba el 3% mientras el germano oscilaba entre el 3,10%-3,20%, lo que suponía que los inversores otorgaban mayor posibilidad de default a la gran economía de la Eurozona antes que a la española.
En aquellos momentos, también se justificó esta llamativa circunstancia con movimientos de carácter técnico, que fueron corregidos en poco tiempo. Pero también pareció que, a fuerza de recortar prima de riesgo a toda prisa, España se pasó de frenada e incluso adelantó a Alemania.
Esta circunstancia nunca la olvidó Cristóbal Montoro, quien se ha ganado con merecimiento el apodo de ‘Mr. Prima de riesgo’ a lo largo de los tiempos, y que en su momento puso de relieve esta situación de la deuda española con todo el bombo que pudo.
Otra cuestión que nadie sabe justificar del todo es por qué las subastas de deuda a corto plazo española son ahora las más demandadas del mundo. Italia no consigue colocar los importes deseados, Francia lo hace a duras penas… La actuación concertada de los bancos centrales a finales del pasado mes tuvo un efecto balsámico en los mercados, pero sobre todo para el doméstico. Parece que todo se conjuga a favor de España, aunque los problemas estructurales continúan latentes.
Nadie logra ofrecer una explicación concisa, pero lo cierto es que desde que Rajoy ganó las elecciones, el 10 años ha recortado casi 140 puntos básicos su tipo, el 3 años casi en 180, mientras la prima de riesgo ha cedido desde 470 puntos a 340.
Una circunstancia que suaviza en una medida no desdeñable el panorama para el actual Presidente, quien sin duda intentará capitalizar que de momento que los mercados han dado su visto bueno al Gobierno popular.
Este viernes tendrá mucho que demostrarles cuando anuncie unas medidas de recorte que, además, incluyan el compromiso de revalorización de las pensiones y la no rebaja de salarios a los empleados públicos.