El malestar entre operadores contra Standard & Poor´s (S&P) es creciente tras su actuación del pasado viernes, ya que el mercado se dio la vuelta ante una rumorología que luego se fue convirtiendo en realidad. La deuda española a corto plazo estaba protagonizando una magnífica jornada, a punto de colocarse por debajo del 3,00% en su referencia a tres años, lo que suponía un nuevo mínimo en rentabilidad (máximo en precio) desde noviembre de 2010. Los bonos domésticos replicaban así la exitosa colocación del Tesoro del día anterior, pero acabaron finalmente con fuertes pérdidas, contagiados por los galos, cuya deuda fue la más castigada de la jornada. El malestar radica no sólo en los discutibles recortes de rating masivos, sino en el modo en cómo se conocieron: primero hubo especulación sobre una rebaja en Francia sin confirmar, que se extendió a otros países del área Euro. Todo se vio confirmado a última hora de la tarde, con los mercados europeos cerrados, pero esta rumorología fue la causante de que el bono español a 3 y 5 años finalizara muy castigado, cuando a media sesión avanzaba con fuerza.
Mientras la portavoz del Gobierno y vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, anunciaba medidas de ajuste como la penalización a las Comunidades Autónomas que fueran reiterativas en el incumplimiento del déficit y presentaba un mayor espectro de modelos de gestión para con las televisiones autonómicas, los bonos españoles evolucionaban en positivo.
El 3 años llegó a colocarse en el 3,04%, según datos de Infobolsa, la cota más baja desde noviembre de 2010. Lo mismo podía decirse del 5 años, que llegó a bajar del 4% en el mejor momento del día. Ambas son dos cotas psicológicas, y ponían de manifiesto que se ha reabierto el apetito inversor por los activos españoles, sobre todo a corto plazo.
Al final, el bono a 3 años acabó en el 3,31% (abrió desde el 3,21%), lo que significa una depreciación de su valor del 3,15%, u 11 puntos básicos en rentabilidad . El 5 años sufrió lo mismo: acabó en el 4,15%, desde el 4,04% de apertura.
La volatilidad fue enorme, debida a S&P, una entidad cuya finalidad, es ofrecer información a los inversores para que tomen las decisiones más apropiadas, aunque en este caso causó un enorme cambalache. En el mercado hay un enorme malestar, ya que consideran que deberían haberse conocido las notificaciones antes de la apertura de los mercados o al menos, al cierre, sin que una espectacular rumorología manejara las cotizaciones con tantos altibajos.
Nada confirmado
Conviene recordar que a primera hora de la tarde, los principales diarios franceses comenzaron a publicar que S&P iba a retirar la triple A a Francia y sólo un portavoz sin identificar del Ejecutivo parecía confirmar la noticia, sin más datos. Más tarde, en el borde del cierre de mercados, se amplió esta especulación, incluyendo a otros países, entre los que estaba España. Sólo a media tarde quedó confirmara este recorte masivo.
La rebaja de la agencia de rating es doblemente dolorosa para España por cuanto las recientes subastas de deuda del Tesoro se empezaban a colocar con amplia demanda, lo que facilitaba que se pudieran adjudicar a tipos cada vez más bajos, después de un momento de auténtica tensión después de las elecciones generales, que forzó al organismo encargado de la financiación del estado a subastar bonos a 10 años al 7%, con importes inferiores a lo deseado. En esos momentos, (noviembre de 2011) se dijo que eran "las peores subastas en mucho tiempo y se temió lo peor).
Pero esta situación se había invertido, en parte gracias a las intervenciones masivas de los bancos centrales. Sin ir más lejos, el pasado jueves, el Tesoro colocó el doble de lo previsto (10.000 millones) en deuda a corto plazo, con todos los tipos por debajo del 4%.
Ahora, con un Gobierno nuevo que está tomando medidas, poner de nuevo en cuestión los costes financieros para refinanciar la deuda pública en España es visto con muy malos ojos por la comunidad inversora, ya que precisamente el informe de S&P es el que puede dificultar una renovación de vencimientos que se estaba afrontando razonablemente bien.
Además, hay malestar por otros dos motivos: en primer lugar, porque si S&P ha realizado un movimiento tan drástico, las demás competidoras (Fitch y Moody´s), no tardarán en realizar acciones similares. Por otro, no hay novedades sobre recortes a las economías anglosajonas, en especial Reino Unida, a pesar de que sus situaciones son tan complejas al menos como las de la Eurozona.
Tampoco gusta el papel de Alemania como único país entre los grandes el viejo continente con la Triple A en su poder, ya que deja en una posición de mayor fuerza a Ángela Merkel como jueza absoluta del Euro.
"Parece claro que el bund va a quedar como único activo libre de riesgo. Esto permite a Alemania financiarse a corto plazo al 0,2%, al igual que Reino Unido o EE UU", destaca Ángel Olea, de Abante Asesores. Y si esto sigue así, "veremos repertirse ejemplos como los que ya hemos visto recientemente, con tipos reales negativos".
En la Eurozona protestaron con fuerza por la actuación de S&P. Una de las grandes medidas esperadas en esta crisis es una reforma del papel de las agencias de rating. Esta sigue sin llegar y mientras tanto, continúan creando muchos problemas.
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