El capital riesgo español pierde una de sus piezas más relevantes en los últimos años. Impala Capital, sucesor del original Suala Capital que fundó Ana Patricia Botín, acaba de ser liquidado después de dos complicados ejercicios en los que fue incapaz de levantar el suficiente capital para acometer nuevas inversiones. Atrás queda un periodo de diez años marcados por operaciones que animaron el sector aunque no todas llegaron a buen puerto.
La firma llevaba prácticmente dos años dando tumbos en medio de un complicado escenario para lograr liquidez. En realidad, la clave estuvo durante los primeros años de la crisis, cuando la restricción del crédito aún no era demasiado acusada. Fue entonces cuando el equipo dirigido por Carlos Guerrero trató de constituir un nuevo fondo. Pero todos sus intentos quedaron en nada y buena parte de los inversores que habían apostado por la nueva aventura terminaron por retirar su apoyo.
Fue en 2001 cuando Ana Patricia Botín fundó Suala Capital, aunque sólo unos meses más tarde (febrero de 2002) tuvo que dejar su cargo ejecutivo en la sociedad después de que fuera nombrada presidente de Banesto. Aun así, Botín mantuvo su participación en la compañía hasta finales de 2005, cuando abandonó definitivamente la firma. Para entonces, Suala había conocido la gloria y la miseria del sector.
La primera, con la compra y posterior venta de Mivisa. La compañía especializada en el sector del envasado dio la primera y sonada alegría a Ana Patricia Botín, que decidió probar suerte en otras áreas de negocio, con la adquisición de la distribuidora Menaje del Hogar y de la transportista Paconsa.
Inversión fallida y crisis
Para entonces, Botín ya había dado el relevo a Carlos Guerrero como primer ejecutivo de la firma aunque mantenía su participación y su peso en la toma de decisiones. Sin embargo, las cosas empezaron a torcerse para Suala.
Proveniente de una situación complicada, Paconsa fue incapaz de levantar el vuelo, aunque la crisis aun estaba por llegar, y tuvo que terminar por acudir a los juzgados para declararse en concurso de acreedores.
Después de que se diera esta circunstancia, Ana Patricia Botín se desvinculó de forma definitiva de la firma al vender su participación. A los mandos quedaron Carlos Guerrero y posteriormente Gonzalo Díaz Rato, que optaron por abrir una nueva etapa para la sociedad de capital riesgo.
Así, rebautizaron a Suala con el nombre de Impala e iniciaron los trámites para la constitución de un nuevo fondo que permitiera borrar el papel llevado a cabo con Paconsa. Sin embargo, para entonces la crisis sí empezaba ya a asomarse por los mercados, con el estallido de la burbuja de las hipotecas subprime en EEUU. En estas circunstancias, Impala ha sido incapaz de alcanzar sus objetivos para crear el nuevo fondo.
Durante los dos últimos años, la sociedad se ha mantenido encallada y sin visos de poder recuperarse por lo que el equipo capitaneado por Carlos Guerrero ha optado por su definitiva liquidación y extinción.
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