Mañana arranca el enésimo capítulo de la tragedia contemporánea griega. Lo hará con retraso, tras un receso decidido por Nicolas Sarkozy –ayer en España- y Angela Merkel, los auténticos generales espartanos de la Liga del Peloponeso a quienes los acreedores (bancos y aseguradoras europeos, fundamentalmente) han pedido el fin del tiempo muerto. Y con novedad en las quitas, según ha sabido este diario: la reestructuración voluntaria acabará, si todo va bien, en marzo y afectará como poco a 155.000 millones de euros en bonos helenos. Esta cantidad puede crecer otros 50.000 millones, apuntan fuentes del mercado. Así que en total hay 205.000 millones expuestos a quitas.
Sobre esa cifra, “se asume ya una quita del 60%”, resaltan las mismas fuentes. En octubre pasado, se barajó una reestructuración “voluntaria” (en palabras de Sarkozy) de entre el 50% y el 60%. Desde entonces, el cerco se ha ido paulatinamente estrechando sobre la deuda pública, la fiebre tifoidea que hace temblar a Europa. Y suma y sigue. “En esencia, todo esto ocurre porque tenía que haberse hecho en 2008, cuando se sabía que Grecia no podría pagar su deuda. El timing ha sido erróneo”, critica el economista Alejandro Inurrieta.
Grecia reúne una deuda pública de 375.000 millones de euros (160% de deuda con relación al PIB). Mañana no solo estará en juego la quita: también las condiciones del último plan de rescate de 130.000 millones aprobado, también, en octubre pasado por la UE y el FMI. Un dinero que no llega. “Se sigue retrasando el dinero, el país continúa con los ajustes y, como no cumple los requisitos, vuelta a empezar. A cambio de austeridad, las instituciones prometen reestructurar la deuda. ¿Hasta cuándo vamos a seguir así?”, lamenta Inurrieta.
Acuerdo para el día 23
El domingo, el ministro alemán de Exteriores, el liberal Guido Westerwelle, viajó a Atenas para reunirse con el titular de Finanzas heleno, Evangelos Venizelos. “Nuestro propósito es alcanzar un acuerdo previo antes de la cumbre del Ecofin del 23 de enero”, señaló Venizelos.
“A día de hoy, el mercado es consciente de que posiblemente ni siquiera una quita del 50% dejaría a Grecia en una situación viable realista”, comenta otro inversor. Por capítulos, la reestructuración mínima de 155.000 millones afectará al 100% de los bonos en manos de la banca griega (50.000 millones) y al 100% de la banca europea (40.000 millones); al 75% de la Seguridad Social helena (40.000 millones); al 100% de las aseguradoras europeas (15.000 millones) y al 28% de los 70.000 millones que poseen los fondos de inversión y los fondos soberanos.
Por encima de toda esta retahíla infumable de números astronómicos planea un término: bancarrota. “Todos los fondos de pensiones griegos pueden quebrar”, opina Inurrieta. “El montante debería incluir no solo a la deuda pública, sino también a la privada”.