La deuda total de la economía española, utilizando datos de Banco de España publicados hoy, alcanza el 394% del PIB, siendo en su mayoría deuda privada.
El problema real de endeudamiento de la economía española se encuentra en el sector privado. La suma total de la deuda de las empresas no financieras, entidades financieras y familias se situaba en el 321% del PIB al final del tercer trimestre de 2011, según cálculos realizados por Voz Populi a partir de los datos de Banco de España, y recogidos en el cuadro adjunto. Desde 2002 la deuda de los sectores privados se ha incrementado en 172 puntos del PIB.
Por contra, la deuda de las Administraciones Públicas alcanzaba el 73,3% del PIB, cifra que incluye Administración Central, Comunidades Autónomas, Corporaciones Locales, y Administraciones de la Seguridad Social. Sin embargo, desde que estalló la crisis económica y financiera a finales de 2007 se ha incrementado en 32,4 puntos del PIB.
Endeudamiento privado
En ese período, el total del balance financiero de la economía española alcanzaba los 8,91 billones de euros, lo que supone un 825% del PIB nominal de la economía española. El incremento desde el año 2002 ha sido muy notable, pasando de un 600% al 825% actual. Por lo tanto el crecimiento de la economía financiera ha sido muy superior al de la economía real. Ello prueba cómo la economía española ha ido perdiendo, en términos relativos, peso en materia de actividad productiva y ganándolo en activos financieros.
Esta gran expansión financiera se ha debido, en gran parte, al aumento tan significativo de la deuda contraída por los agentes económicos, fundamentalmente deuda privada de las sociedades no financieras, seguido de las instituciones financieras, familias, y finalmente el sector público. En concreto la deuda total, la suma de valores distintos de acciones y el saldo vivo de préstamos a finales del tercer trimestre de 2011 ascendía a 4,2 billones €, o lo que es lo mismo, casi un 400% del PIB.
La rémora de nuestro modelo productivo
La explicación a este proceso es bastante simple. La economía española ha experimentado un proceso de inversión en capital fijo, fundamentalmente inmobiliario, que ha sido sufragado casi íntegramente vía endeudamiento, pues la capacidad de financiación de las familias comienza a ser negativa a partir de 2002.
Al mismo tiempo las empresas no financieras utilizaron el abaratamiento de la financiación para acometer proyectos de inversión, especialmente de internacionalización de sus actividades. Para ello han necesitado una ingente cantidad de fondos prestables, cuyo origen mayoritariamente ha sido bancario, pues el recurso a los mercados de capitales sigue siendo todavía menor en comparación con otros países de nuestro entorno.