En algunos círculos empresariales, Luis del Rivero está tirando algún dardo envenenado contra aquellos que considera sus principales traidores y protagonistas de su actual situación. La venganza que está anunciando tiene más tintes personales que profesionales y esto parece que sí que está preocupando a más de uno.
Vuelve la preocupación así a la primera línea del contencioso Repsol-Sacyr, aunque ahora los motivos son otros. Los primeros espadas del conflicto Repsol-Sacyr-Pemex se esfuerzan por explicar una y otra vez al mercado que se ha vuelto a la normalidad y que en los consejos de administración vuelve a reinar la paz y el entendimiento entre todas las partes. Pero en este ambiente de concordia, irrumpen ahora los gritos de rabia, desesperación y venganza por parte de Luis del Rivero, que ha sido recientemente fulminado de la presidencia de Sacyr y de la vicepresidencia de Repsol.
La lista negra de Del Rivero es amplia y caben todos, ejecutivos y empresarios que de alguna manera u otra han podido motivar su retirada fulminante de Sacyr y Repsol. Del Rivero ideó el pasado mes de agosto un pacto con Pemex, accionista de Repsol, para juntas controlar un 30% de la petrolera, sin superar el límite que obliga a lanzar una Opa. Pero en cuestión de días, todo se volvió en su contra.
Se ganó que los principales accionistas y ejecutivos relevantes de Sacyr (Juan Abelló, José Manuel Loureda, Demetrio Casteller, y Gabriel Manríquez), le dieran la espalda por dar un paso tan estratégico sin consultarlo antes con los dueños; también se ganó la desaprobación de La Caixa (Isidre Fainé), accionista de Repsol, por esta irrupción, etc… Unieron fuerzas y juntos expulsaron a Del Rivero.
Ahora quiere venganza. Pero la venganza se sirve fría, y en el momento menos esperado, intentará colocar algún posible desliz de un conocido empresario.