Después de un intenso tira y afloja, el Gobierno griego llegó ayer, por fin, a un acuerdo con los principales partidos de la oposición del país. El inacabable encuentro del día anterior –que duró ocho horas- entre el primer ministro, Lucas Papademos, con los principales líderes de los partidos de coalición se atascó en un solo punto: un recorte adicional a las pensiones. Pero a contrarreloj –y rozando la paciencia de países como Alemania que anunciaban a bombo y platillo que el tiempo expiraba– Grecia llegó a un consenso sobre reformas y austeridad, según confirmaba el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.
“De este nuevo programa dependerá no solo la supervivencia financiera del país para los próximos años, sino si el país permanecerá dentro de la eurozona o se pondrá en peligro sus perspectivas europeas”, afirmaba ayer a las 6 de la mañana el ministro de Finanzas, Evangelo Venizelos, según el diario griego Athens Today.
El Gobierno griego tomaba un vuelo después rumbo Bruselas para reunirse con el Europgrupo, encuentro que continúa hoy. Sobre la mesa están los 130.000 millones de euros que el país precisa para evitar la bancarrota. A cambio, los sacrificios de los griegos: recortes de salarios, de empleo público y de inversión. Esto es, una reducción del salario mínimo del 22% y una bajada en el primer salario de los jóvenes entre 18 y 15 años del 32%; una reducción del 150.000 puestos de trabajo públicos hasta 2015, y una reducción de 400 millones de euros de inversión pública.
Banco Central Europeo
El presidente de la entidad emisora del euro confirmó ayer el acuerdo, pero no quiso aclarar lo que el banco central hará con los títulos helenos que tiene en su balance. “Sobre Grecia, siento no poder decir nada sobre nuestras tenencias de bonos griegos bajo el programa de compras de títulos y lo que se hará”, apuntó Draghi.
Una cuestión que no es baladí para los mercados. Los expertos consultados por Vozpópuli apuntaban ayer que la tranquilidad de los inversores pende de un hilo -de las posibles nuevas medidas de provisión de liquidez y de cómo se implique el BCE en la resolución de la crisis-. Los analistas barajaban ayer dos opciones en relación al rol a desempeñar por la entidad con sede en Fráncfort. “La primera alternativa es que el BCE participe en el canje como los bonistas privadas, lo que supondría una pérdida para la entidad”, explicó ayer Sara Baliña de AFI. Una opción con pocas posibilidades ya que supondría un cambio en las reglas de juego. “La segunda opción sería buscar fórmulas para que el BCE participe en un canje de títulos pero sin asumir pérdidas”.
Otros expertos consultados por Vozpópuli corroboraron que la primera opción es menos probable debido a lo que podría pasar en Irlanda y Portugal. “La primera opción podría desestabilizar los mercados ya que éstos podrían pensar que esta opción no sería únicamente válida para Grecia a sino que podría aplicarse a otros países como Portugal”, confirmó Baliña.
Por otro lado, Atenas ha pedido al BCE que le devuelva los beneficios de sus tenencias de bonos griegos, una decisión que podría ascender a alrededor de 12.000 millones de euros, según informó ayer el Athens Today. Una decisión sobre la que los 23 miembros del Consejo de Gobierno de la entidad tienen aún que ponerse de acuerdo.
España
El BCE admitió que la contracción del crédito continúa suponiendo un grave escollo, en especial en países como España. Con todo, desde la entidad europea se apuntó que la descomunal inyección de liquidez efectuada el pasado noviembre comienza a surtir efecto.
En cualquier caso, las noticias desde Bruselas sentaron bien a los mercados, especialmente a lo concerniente a España: el diferencial del bono diez años español con el germano se situó ayer en los 316 puntos básicos, 14 menos que en la apertura. Asimismo, el parqué español experimentó una subida y se situó por encima de los 8.900 puntos.
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