Fue uno de los que primero salió corriendo de La Moncloa al contemplar el limpio triunfo electoral del PP y desde entonces se trabaja a su antiguo jefe, José Luis Rodríguez Zapatero, ahora en el Consejo de Estado, para que le enchufe dentro de la cuota del PSOE en el Consejo de Radio Televisión Española, 120.000 euros al año del ala.
Julián Lacalle se hizo amigo de Zapatero en el Congreso cuando el entonces portavoz del PSOE de Administraciones Públicas apenas si tenía barba. Desde el principio adoptó el papel de asesor del joven diputado, al que incluso se permitía reñir en público en los pasillos de la Cámara cuando opinaba que una intervención parlamentaria le había salido mal.
El tiempo y la política hicieron que Zapatero ganara el Congreso del 2000 y, posteriormente, la presidencia del Gobierno. Lacalle, que siempre había presumido de periodista independiente, siguió al diputado a la sede socialista de Ferraz, donde ejerció como jefe de prensa del PSOE, y, posteriormente, a La Moncloa, donde se convirtió en director general de Coordinación Informativa. Su carácter sectario sobresalió sobre el del resto de los integrantes del Gabinete de comunicación.
Y ahora que vienen los malos tiempos para todos los que se han visto desprovistos del cargo, y Lacalle tenía tres porque, además, era consejero de dos empresas públicas, pues ha girado su mirada hacia RTVE, un ente en crisis, pero que sigue pagando cantidades muy altas a sus consejeros. Esa es su aspiración, seguir trabajando para sus intereses y los del PSOE de Rubalcaba en este organismo, con la ayuda que le preste Zapatero para llegar a su nuevo cargo. Ni qué decir tiene que esta forma de proceder de Lacalle ha levantado ampollas entre los periodistas que forman parte del equipo de comunicación del Partido Socialista y de su grupo parlamentario, buena parte de los cuales temen ser víctimas de un ERE más o menos inminente.