"La reforma financiera es Bankia". La reflexión sale de los labios no sólo del mundo financiero sino también del entorno de instituciones implicadas en la configuración del nuevo mapa bancario español. "Por eso, es capital que tanto el Banco de España como el ministro De Guindos reconduzcan su situación de conflicto interno. No sólo está en juego el futuro de Bankia, sino el de todo el sector", explican estas mismas fuentes. De hecho, en los próximos días, desde algunos bancos se confía en que o bien desde el supervisor o bien desde Economía se intervenga para poner paz en la guerra entre Rodrigo Rato y José Luis Olivas.
"Las próximas semanas serán cruciales para darle cuerpo al fin último de la reforma financiera: las fusiones. Pero tendrá poco sentido arreglar el parquet (grupo de cajas) del sistema cuando todavía hay una enorme gotera (por Bankia) en el techo. Por eso, algún organismo oficial debería mediar en el conflicto", explican desde uno de los cinco grandes.
El papel de mediador, en caso de que exista problemas de solvencia o ingobernabilidad, corresponde al Banco de España. Sin embargo, algunas entidades consideran que el propio ministro De Guindos debería intervenir en la resolución del conflicto. "Toda la reforma depende de cómo finalicen las tensiones en Bankia. De Guindos tendrá que implicarse si quiere sacar adelanta su reforma", insisten desde un par de bancos de cajas. Desde Economía, sin embargo, prefieren no entrar a valorar esa posibilidad. "No hablamos de la situación de entidades concretas", aseguran fuentes oficiales del ministerio.
La escalada del enfrentamiento entre Rato y Olivas no sólo será crucial para el futuro de Bankia -de la nueva auditoría depende la posibilidad de poder sanear ladrillo contra patrimonio- sino que puede condicionar la subasta del Banco de Valencia, aseguran desde alguna entidad, ante las dudas de lo que puedan encontrar durante el estudio de las cuentas del banco valenciano.
Ya se piensa en abogados
Lo que sí parece claro es que tanto Bankia como Bancaja se están armando ante el conflicto judicial que se avecina, como ha venido adelantando Vozpópuli a lo largo de esta semana. Bancaja ha contratado al bufete Ramón y Cajal para paralizar en los tribunales la segunda auditoría que su matriz pretende hacer en sus cuentas. La entidad valenciana ha recurrido a un bufete con uno de los mejores departamentos mercantiles del país, especializado en fusiones y adquisiciones. La elección de ese bufete en concreto ha levantado las alarmas porque es uno de los que participó en el año 2010 en el diseño de la fusión y –por tanto—es consciente de los recovecos legales que ese acuerdo dejó abiertos.
El objetivo –según revelan fuentes de la entidad valenciana—es frenar la revisión de sus cuentas, aunque el Presidente José Luis Olivas se ha mostrado dispuesto a llevar la guerra más allá y ha consultado la posibilidad de demandar al presidente de Bankia por lo que considera “falsas acusaciones e imputaciones infundadas”.
Bankia, por su parte, también ha dado un paso adelante en la confrontación y –tras una reunión de su cúpula directiva ayer por la mañana—ha decidido seguir adelante con la revisión de las cuentas de Bancaja, incluso aunque la entidad valenciana se resista.