Durante cuatro siglos, entre las costas de Ayamonte, en Huelva, y Tarifa, en Cádiz, se hundieron más de 800 navíos. De esos, alrededor de 100 transportaban una carga de entre 10 y 25 toneladas de oro y plata, entre monedas y lingotes, según registra el Libro Verde del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Cultural Subacuático Español.
Muchas de aquellas embarcaciones naufragaron tratando de embocar el Guadalquivir rumbo a Sevilla, donde finalizaba la ruta comercial con Las Indias, por lo que bajo el mar Atlántico hay hoy más oro español hundido que en las bóvedas del Banco de España, donde según el Ministerio de Hacienda, a diciembre de 2011, había 11.017 millones de euros, es decir, alrededor de 10 toneladas, el equivalente a lo que transportaba uno solo de estos barcos.
Se sabe también de otros naufragios más al sur, entre las difíciles corrientes del Estrecho en plena ruta al Mediterráneo. En esas aguas, se libró, hace 200 años, la batalla de Trafalgar, que enfrentó a las flotas británica y franco-española.
Sin embargo, la mayoría de los barcos hundidos lo hicieron entre los siglos XVI y principios del XIX, cuando España dominaba la ruta marítima de la Carrera de Indias, que comenzó en 1503 con la Casa de Contratación (Sevilla), cuyo tráfico más intenso seguía el paso por el Atlántico hasta el Caribe, donde las embarcaciones eran objeto de emboscadas, errores de navegación o tempestades que enviaron los millonarios tesoros españoles a los fondos marinos.
Dos o tres siglos después del hundimiento de estos buques, muchos de ellos fueron encontrados por personas, y no precisamente las más indicadas, que quisieron hacerse con el botín. De los siete tesoros más emblemáticos, entre ellos Nuestra Señora de Las Mercedes (1804), que acaba de llegar a España este fin de semana, además de otros como el Nuestra Señora de la Concepción (1715), el San Diego(1600) o el Juno (1802), casi la mitad han sido halladosantes por una empresa caza tesoros o por un pirata.
El gobierno Español ha llegado, sí, pero después y para pelear por los derechos de soberanía sobre lo que sin duda, se trata de un bien de Patrimonio Nacional. Fue así como, en 2007, a raíz del episodio con el buque Nuestra Señora de las Mercedes, hallado por la empresa caza tesoros Odyssey, decidió ponerse en marcha el Plan Nacional Para la Protección del Patrimonio Subacuático.
Protección jurídica de yacimientos arqueológicos. Fuente: ARQUA.
El hallazgo de la compañía estadounidense, puntera en la búsqueda de pecios submarinos –así se denomina a la parte perteneciente o a una pieza de un buque hundido-, de un tesoro de 500.000 monedas en una zona cercana a la costa española hizo pensar a las autoridades españolas que la empresa les había expoliado uno de sus barcos en plenas narices.
Mientras se libraba la batalla legal en el juzgado de Florida, hoy resuelto a favor de España, el Ministerio de Cultura puso en marcha un plan a prueba de cazatesoros. La protección del patrimonio submarino elaboró un sistema de levantamiento de cartas arqueológicas de todo el país, así como el inventario y documentación de los pecios españoles en todo el mundo.
A pesar de que las cartas arqueológicas no estás listas todavía, tal y como admite el propio Ministerio de Cultura, existen unos convenios con el Ministerio de Defensa y la Armada para dotar de protección y vigilancia satelital estas áreas.
El Ministerio de Cultura declaró las llamadas zonas arqueológicas subacuáticas más emblemáticas del litoral, que serían consideradas Bien de Interés Cultural (BIC). Dentro de ese plan se contempló la dotación tecnológica a los centros de Arqueología Subacuática, repartidos a lo largo del territorio y considerados parte esencial de la protección, divulgación y custodia del Patrimonio Histórico Nacional a través del Museo Nacional de Arqueología Subacuática.
Tal y como resalta Javier Noriega, arqueólogo malagueño fundador de la empresa Nerea y uno de los más activos en denunciar el expolio que había hecho Odyssey en aguas españolas, los pecios no son, ni mucho menos, tesoros en el aspecto crematístico, su valor es “documental”. El verdadero valor es este tipo de tesoros es el de ser una pieza de Patrimonio Nacional y ese debe de ser el único objetivo que persiga su búsqueda, hallazgo y conservación. No otro.
De ahí que el Plan Nacional contemplara más inversión en la formación de los arqueólogos, se tratará de divulgar la importancia del patrimonio español más desconocido y se baraja la posibilidad de vigilarlo mediante satélite.
Los tesoros españoles más conocidos de la historia
1. Juno (1802) Se hundió en la costa de Virginia. Murieron 432 hombres, mujeres y niños que se encontraban a bordo. Además de la tripulación, se perdió íntegro el cargamento, que incluía 700.000 pesos de plata.
2. Nuestra Señora de Las Mercedes (1804).Fue hundida por un buque inglés en las costa de Cabo Santa María, en el Algarve portugués, y fue recuperado por la empresa Odissey. Su tesoro, ya devuelto a España tras un litigio, consiste en 500.000 monedas acuñadas en Perú a finales del siglo XVIII, un equivalente a 17000 Kilos de oro y plata. España llevo a la compañía Odissey a los tribunales y ganó la custodia de las monedas.
3. Santísima Trinidad (1711).Naufragó en la costa de La Habana-Cuba- en 1711 a causa de un huracán cargado con un botín con destino a España valorado en 400 millones de dólares
4. Nuestra Sra de la Concepción (1715). Llevaba 25 toneladas de oro y plata, varios miles de monedas, un cantidad considerable de joyas y piedras preciosas con destino al rey de España, objetos personales de valor que eran de la viuda de Hernán Cortés, e innumerables piezas de porcelana china pertenecientes a la dinastía Ming. El lugar donde yacen las riquezas del Nuestra Señora de la Concepción se conoce desde 1978. Ese año, el conocido aventurero estadounidense Burt Webber dio con un pecio del que extrajo lingotes de plata y oro, sedas e incluso porcelana china, un rico tesoro valorado en 14 millones de dólares (más de 9 millones de euros) que, según Webber, formaba parte de un naufragio hallado unos 120 kilómetros al norte de la costa dominicana y que no está ni mucho menos agotado.
5. Nuestra Sra. de Atocha (1622).El galeón formaba parte de la flota que surcaba los mares entre La Habana y España en el siglo XVII. AL momento se zarpar llevaba 24 toneladas de plata en 1038 lingotes, 180.000 pesos en monedas de plata, 582 lingotes de cobre, 125 barras y discos de oro. Se hundió frente a las costa de Florida. Tras 16 años de trabajo, Mel Fisher y su tripulación Treasures Salvators descubrieron el 20 de julio de 1985 el pecio con un cargamento importante de oro y plata, valorado en 600 millones de euros. Actualmente, los artefactos y tesoros del Atocha y Santa Margarita constituyen la parte principal de la colección del Mel Fisher Maritime Heritage Society Museum.
6. San Diego (1600).El día 10 de diciembre de 1600, se produce el hundimiento del galeón San Diego, como consecuencia del enfrentamiento con los navíos holandeses Eendracht, Hopey Mauritius, comandados por el almirante/pirata Olivier van Noort (1558–1627) que planeaban la conquista de Manila; el San Diego se. Los restos de la nao San Diego, rescatados entre 1991 y 1993, se reúnen en la actualidad en los museos nacional de Filipinas, Guimet de París y Naval de Madrid.
7. El Bretondona (1554). A bordo de esta nave, destinada a la ruta trasatlántica, se topó en el camino con la embarcación La Condesa, a punto de naufragar tras ser sorprendida pro un Huracán al salir de las Bahamas. Durante su travesía por el Atlántico la nave siguió siendo azotada por huracanes. Avistando Cádiz los pasajeros y la tripulación abandonaron el galeón que amenazaba destruirse contra las costas; pero la nave se hundió cuando casi tocaba la orilla en las playas conocidas como "Arenas Gordas" por el peso de las joyas que cargaba.
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