"Ni pacto ni dejo de pactar. Hago lo que creo que hay que hacer, lo que creo que es razonable sin ser sospechoso de no estar comprometido con la consolidación fiscal», aseveró el pasado lunes un molesto Rajoy cuando se le interrogó sobre su decisión de saltarse el techo de déficit del 4,4 impuesto por la Unión al 5,8, mucho más realista. Y mucho se ha escrito desde entonces sobre sus contactos con la canciller alemana, Angela Merkel, y, también, con el presidente de la República francesa, Nicolás Sarkozy. Pero hay más, mucho más. Llámase pacto, acuerdo, comunicación, entente... lo cierto es que sería muy aventurado, por no decir incierto, señalar que Rajoy actuó por libre, porque en esta batalla por rebajar las previsiones de déficit también se aseguró dos importantes aliados, el primer ministro italiano, Mario Monti, y el premier británico, David Cameron, según han indicado a Vozpopuli fuentes gubernamentales.
Cada uno tenía sus motivos. El primero porque "le convenía" ya que no descarta en el futuro seguir la senda de España, y nada mejor alguien que se haya atrevido a plantar cara al eje franco-alemán en este sentido, cuestionando las medidas draconianas de ajuste del gasto que impone Merkel. Y el segundo porque lleva meses pidiendo políticas de estímulo bajo el argumento, también empleado por Rajoy, de que "con austeridad solo, no vale". Ya fueron los tres de la mano el pasado febrero al firmar conjuntamente una carta en la que se reclamaban políticas de crecimiento, que no contó con el apoyo ni de Merkel ni de Sarkozy.
Fue acaso el primer gesto de rebeldía, en todo caso, calculada, y el primer asomo de una alianza de la que tan ayuna ha estado nuestra política exterior desde que saltó la crisis. Junto a otros nueve mandatarios europeos (de Holanda, Estonia, Letonia, Finlandia, Irlanda, República Checa, Eslovaquia, Suecia y Polonia) y bajo el epígrafe 'Un plan de crecimiento para Europa', reclamaban "restablecer la confianza, entre ciudadanos, empresas y mercados financieros y en la capacidad de Europa para crecer de forma firme y sostenible", frente a un crecimiento "estancado" y un desempleo en crecimiento.
Asombro en la prensa europea
La decisión de Rajoy de modificar los límites de déficit fue analizado ayer en la prensa británica con bastante asombro, quizá desconocedores del papel jugado por su premier. Mientras "Financial Times" hablaba de que el presidente del Gobierno "ha actuado a medio camino entre el coraje y el descaro", "The Daily Telegraph" destacaba que "la rebelión española ha comenzado". Lo cierto es que parecen haberle cundido mucho a Rajoy sus vistas a Londres y a Roma dentro de la ronda de contactos europeos que mantuvo en el es de febrero. Con tan solo dos días de diferencia se entrevistó con Cameron (el 21) y con Monti (el 23).
Pero Moncloa no fue la única vía. Porque el que hizo un trabajo diario, "el que sembró el terreno", según la expresión de las mismas fuentes gubernamentales consultadas, fue el ministro de Hacienda y Competitividad, Luis de Guindos, interlocutor del comisario de Economía de la Unión, Olli Rehn. Tal y como informó este diario, fue Guindos el que se agarró a un artículo del Pacto de Estabilidad (el 126.2.a) que permite sobrepasar los límites de déficit previstos si se hace “sólo excepcional y temporalmente y la proporción se acerca al valor de referencia”. Ese es el argumento que esgrime Rajoy cuando asegura que España va a cumplir sus compromisos, esto es, alcanzar el 3 por ciento de déficit para 2013, pero, eso sí, a otro ritmo.
rno.
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