Al igual que la reforma laboral, la letra pequeña de la reforma sanitaria del PP trae alguna sorpresa. El Boletín Oficial del Estado (BOE), que recoge hoy el contenido de la reforma, porta una de esas extrañezas: “La asistencia sanitaria en España, con cargo a fondos públicos, a través del Sistema Nacional de Salud, se garantizará a aquellas personas que ostenten la condición de asegurado” [a la Seguridad Social, para lo cual hay que tener una tarjeta sanitaria]. De no poseer la tarjeta, solo los menores de 26 años o las personas con un grado de discapacidad igual o superior al 65% están eximidos de costearse las prestaciones sanitarias.
En otras palabras: los mayores de 26 años que no figuren en los servicios de empleo –coticen o no- tendrán que pagar los servicios sanitarios. Se trata de una medida auscultada que esta mañana criticó Rubalcaba en el Congreso de los Diputados y que ha pasado desapercibida.
Al parecer, se trata de una copia de la reforma que Alberto Núñez Feijoó implantó en los servicios de Salud gallegos (el Sergas) el pasado 29 de septiembre de 2011. Un protocolo fue enviado entonces por la Xunta a las unidades que tramitaban la tarjeta sanitaria, obligatoria para ser atendido gratuitamente por alguno de estos servicios.
Rubalcaba también criticó el copago anunciado la semana pasada por el PP así como el veto al turismo sanitario que, según el secretario general del PSOE, “esconde un ejercicio de insensibilidad social y un acto de xenofobia siniestra que va contra los inmigrantes irregulares"