No habrá movimientos hasta que José Ignacio Goirigolzarri tome posesión de su cargo como Presidente de Bankia. Pero el proceso de relevo en el que Moncloa ha forzado a Rato a dejar el cargo y Economía ha designado al sucesor de una sociedad cotizada demuestran hasta qué punto tras la salida de la cúpula de Bankia se esconde una nacionalización de facto.
La intervención de la entidad la prueba que la salida de Rodrigo Rato y su relevo al frente de la entidad haya sido forzada por el Ejecutivo. Las conversaciones que han desencadenado la dimisión de Rato se han producido este domingo, con Mariano Rajoy, y el lunes, con Luis de Guindos. En la primera de ellas, el Presidente del Gobierno comunicó personalmente a Rato la conveniencia de que dejara el cargo, después de que quien le iba a acompañar en la dirección de la entidad a designación de Economía, José Ignacio Goirigolzarri, pidiera "plenos poderes para actuar", según han revelado a Vozpópuli fuentes del Ejecutivo. Rato se había negado ya a recibir la inyección de dinero público que le planteó el Banco de España y a remodelar la cúpula de Bankia como le pedía el ministerio de Economía. Ante esa situación, Rato comunicó al Gobierno su dimisión. Pero la llamada para trasladar ese mensaje no fue a Rajoy. Rato prefiirió llamar ayer al ministro Luis de Guindos para anticiparle que abandonaba la entidad. El aviso llegó sólo con horas de antelación.
La secuencia delata también hasta qué punto la nueva cúpula actuará como gestora del Gobierno en una sociedad intervenida. De hecho, la designación de José Ignacio Goirigolzarri es una “decisión personal” de Luis de Guindos, según confiesan fuentes del entorno del ministro que reconocen que se han barajado y descartado otros nombres pero que en el ánimo del ministro siempre ha estado el de buscar a un "experto en gestión de crisis" y eso es lo que se ha valorado en el perfil de Goirigolzarri.
Incluso el calendario de nombramientos también ha sido dictado por el Gobierno. Ese nuevo calendario supone alterar el que habría sido ordinario en la entidad bancaria. José Ignacio Goirigolzarri podría ser designado nuevo Presidente este mismo viernes en un consejo en el que Rato dimitiría sin necesidad de esperar a la Junta General de Accionistas de junio.
Moncloa forzó la salida de Rato, Economía designa a su sucesor, el calendario del relevo y el plan de saneamiento. Los grandes bancos hablan de "nacionalización encubierta"
También el Ejecutivo pilota el resto de la reordenación de la entidad. Fuentes de Economía admiten que “en los próximos días se procederá también al relevo del Consejero Delegado”, Francisco Verdú. Después se designará a un nuevo consejo de administración que deberá aplicar lo que fuentes del ministerio definen como un “plan de saneamiento”. Se utiliza esa expresión para evitar lo que, de hecho, ya se está produciendo: el Estado designa al nuevo equipo directivo y dicta los términos de la reestructuración financiera a la que se someterá a la entidad. La única concesión a las formas está en que Economía asegura oficialmente que pretende esperar a que José Ignacio Goirigolzarri asuma la presidencia para tomar una decisión sobre el futuro plan de saneamiento que deberá aplicar.
Con control sobre la presidencia, el consejo de administración, el calendario y las medidas que la entidad deberá tomar, la nacionalización de la entidad es un hecho aunque formalmente el Ejeutivo sigue resistiéndose a utilizar ese término. De hecho, el Ejecutivo trabaja --según revelan fuentes del Gobierno-- en lo que siguen definiendo como un "plan de saneamiento" y no en una nacionalización formal.
El Gobierno habla de "plan de saneamiento"...
Los dictados del plan de saneamiento original que Economía ha intentado que Rato aceptara serán los que, previsiblemente, se apliquen ahora. Este plan contemplaba dos opciones en sus inicios. Una fusión con un banco pequeño, vía que tanto Bankia como Economía decieron abortar porque no se solucionaba el problema. La otra opción, finalmente la elegida, obligaba a Bankia a realizar un abultado saneamiento inmobiliario. En los mismos términos que solicitaba el Fondo Monetario Internacional en las conclusiones preliminares de su informe sobre el sector financiero. Para conocer la cuantía definitiva de esta limpieza, la entidad contrató los servicios de una consultora que sometió a un test de estrés el balance del grupo financiero. La prueba arrojó unas necesidades de alrededor de 6.000 millones, a los que habría que sumar los 2.300 millones que BFA-Bankia todavía tenía que provisionar por el Plan de Guindos.
Bankia estaba dispuesta a asumir estas pérdidas de 8.500 millones. Sin embargo, el impacto de esta cifra en su balance restaba en exceso sus niveles de capital, no pudiendo cumplir con el 9% que le exige la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en inglés) como entidad sistémica. Esta situación obligaba a Bankia a solicitar una inyección de ayudas públicas de 7.000 millones en forma de 'cocos' (bonos convertibles), a la que Economía estaba dispuesta. Para recibir esas ayudas públicas, como estipula el decreto de febrero, tenía que mediar una fusión. Para ello, BFA y Bankia se fusionarían en una sola entidad, perdiendo la matriz de Bankia su ficha bancaria.
El plan contemplaba además el canje de preferentes y de otros instrumentos, además de la desinversión en su cartera de participadas y otros activos, por valor de 4.500 millones. Con esta medida, que sería sometida a la aprobación de la Junta de accionistas de junio, el grupo devolvería los 4.500 millones de FROB 1 que recibió en la constitución del SIP de las siete cajas.
Una vez liberado de FROB 1, las estimaciones de Bankia y Economía cifraban los beneficios de la entidad en el entorno de los 100 millones mensuales. Así, a cierre de año, el grupo presidido hasta ayer por Rato tendría una factura de FROB 3 en el entorno de los 6.000 millones, que estaba previsto devolver en los cinco próximos ejercicios.
El acuerdo, sin embargo, se desdibujó cuando el Gobierno decidió apostar por el banco malo, con ayudas públicas, como solución para final la reestructuración del sector. Fue entonces cuando Economía decidió apostar por la salida de Rato, que ya se encontraba en una posición de debilidad al necesitar Bankia ayudas públicas. "Se le llegó a decir a Rato que si no se iba se procedería a la intervención de Bankia", aseguran fuentes del sector.
La gran banca habla de "nacionalización"...
Sin embargo, al margen de la denominación oficial, las grandes entidades bancarias entienden que se ha producido una nacionalización de facto. BBVA, Santander y La Caixa han tratado con el ministro De Guindos la situación de la entidad en una serie de reuniones periódicas que el sector y el ministro han mantenido en las últimas semanas. Las consultas a esas entidades continuaron hasta el pasado fin de semana cuando las entidades descartaron la posibilidad de una operación corporativa que absorbiera a la caja madrileña.
Ahora, las grandes entidades bancarias no ocultan que prefieren una nacionalización oficial con todas sus consecuencias para "cerrar de una vez por todas las dudas alrededor de Bankia", afirman. "Se debe tomar como ejemplo la nacionalización de los grandes bancos en Inglaterra. Ese debe ser el camino a seguir. Inyectar dinero público y posteriormente, cuando las condiciones del mercado vayan mejorando, que el Estado vaya desinvirtiendo con plusvalías", admiten en uno de los grandes. De hecho, la vía de la nacionalización abre la opción de que la entidad pueda ser vendida en partes, uno de los grandes anhelos de los grandes.
En cualquier caso, no será hasta la toma del poder de Goirigolzarri en BFA-Bankia cuando se ponga nombre oficial a la fórmula definitiva por la que el grupo terminará su saneamiento inmobiliario.
Economía niega la intervención de la entidad
El Ministerio de Economía y Competitividad emitía este martes un comunicado en el que desmentía con rotundidad la intervención de Bankia, aclarando que "lo que se ha producido es un cambio en la presidencia de la entidad, y que todo responde al objetivo del saneamiento, reestructuración y mejora del gobierno corporativo".
Goirigolzarri mantiene su pensión vitalicia
Economía decidió que Goirigolzarri debía de ser el sustituto de Rato, de quien ayer se especuló que podría recibir 1,2 millones de euros en concepto de indemnización (dos años de sueldo) por su salida de Bankia. Sin embargo, no está claro que el ejecutivo pueda acogerse a este privilegio. En el informe de gobierno corporativo, Bankia señala que hay siete directivos (a los que no identifica) que tienen cláusulas de blindaje en sus contratos, entre los que se encontraría Rato. Pero su salida de Bankia no responde a los dos supuestos que suelen aplicarse para activar los denominados paracaídas dorados: el cambio de control accionarial y el despido. En febrero pasado, el Gobierno redujo drásticamente (hasta 600.000 euros anuales) el sueldo que se había adjudicado Rato (2,34 millones anuales) al situar en ese límite la retribución de los directivos con entidades que habían recibido FROB 1.
Mientras, Goirigolzarri mantendrá su pensión vitalicia del BBVA, cifrada en 3 millones de euros anuales, debido a que este plan de pensiones se encuentra externalizado de la entidad. El futuro presidente de Bankia podría reducirse hasta los 300.000 euros anuales, que es la cifra que perciben los gestores de entidades con ayudas públicas del FROB 2, aquellas que tienen derechos políticos.
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