Nació rodeado por la polémica y sigue acompañado por la misma. El plan de reinserción de presos terrorista que el Ministerio del Interior se vio obligado a dar a conocer publicamente hace diez días tras filtrarse su contenido a la prensa aún no ha llegado donde debe ser puesto en marcha: las cárceles. Así lo han confirmado a Vozpópuli fuentes penitenciarias, que aseguran que la instrucción interna que debería haber elaborado Instituciones Penitenciarias para indicar a los funcionarios los pasos a seguir con aquellos reclusos que quieran acogerse al mismo aún no ha sido comunicado a los centros donde se encuentran recluidos terroristas.
Los funcionarios de prisiones temen que el retraso puede lastrar sus posibilidades de éxito antes de comenzar
Según pudo comprobar ayer este diario en varias fuentes, ni siquiera ha sido notificado al de Nanclares de Oca (Álava), donde se encuentra el grupo más importantes de internos que se han desmarcado de la banda. "Lo único que sabemos del plan es lo que hemos leído en los periódicos", aseguraba un funcionario de este centro. Portavoces oficiales de Prisiones con los que se puso en contacto este diario declinaron explicar el por qué de este retraso y qué plazo se dan los máximos responsables del departamento para ponerlo finalmente en marcha.
El retraso ha creado un importante malestar entre los funcionarios de prisiones, que consideran que el retraso es perjudicial y puede hipotecar sus posibilidades de éxito. "Si ya tenía difícil atraer a nuevos etarras al camino de la reinserción porque no aportaba grandes novedades respecto a los que se estaba haciendo hasta ahora, cuando más se tarde en ponerlo en marcha más cerca estará del fracaso", señaló uno de los funcionarios consultados. No hay que olvidar que serán los trabajadores de las prisiones, en concreto los integrantes de las Juntas de Tratamiento, los que deberán controlar el grado de implicación de los presos que acepten acogerse al programa y que, finalmente, serán ellos los que decidan si los reos acceden a los beneficios penitenciarios. "No sabemos a qué esperan", añade otro funcionario especialmente crítico con el parón.
El reemplazo de la 'vía Nanclares'
El plan, bautizado "Programa para el desarrolo de la política penitenciaria de reinserción individual en el marco de la ley", va destinado en teoría a todos los reclusos de organizaciones armadas e, incluso, a los de grupos del crimen organizado, aunque los destinatarios claros del mismo son los cerca del medio millar de etarras recluidos en prisiones españolas. Su fin, sobre el papel, es reemplazar a la llamada 'vía Nanclares', puesta en marcha por el Ejecutivo socialista con idéntico fin y que se había estancado tras no conseguir atraer más allá de la treintena de reclusos de la banda armada que se acogieron hace ya tiempo a la misma.
Aplaudido por gran parte de la oposición política e, incluso, por los integrantes de la Comisión Internacional de Verificación, ha recibido, sin embargo, una lluvia de críticas desde las principales asociaciones de víctimas. Éstas ven en el mismo una concesión a los terroristas al suavizarles los requisitos para que los reclusos de la banda cumplan sus condenas en cárceles próximas al País Vasco y, así, facilitar que abandonen la disciplina de la organización. Interior, de hecho, se apresuró a matizar rápidamente algunos puntos del mismo y modificó el ambiguo texto inicial para incluir que los “encuentros de reparación de las víctimas”, paso necesario para acceder a beneficios penitenciarios como el tercer grado o la libertad condicional, sólo se celebrarán entre la víctima o sus allegados más cercanos y el autor material o el cooperador directo del atentado. En sus prisas, los autores del documento llegaron a incluir errores de bulto en el texto definitivo del plan que se dio a conocer, entre ellos afirmar que el recluso era el que "otorga el perdón" a la víctima.
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