El 24 de enero de 1977 cuatro militantes de extremaderecha vinculados a Fuerza Nueva y Falange asesinaron a cinco personas en el despacho de abogados laboralistas de la calle Atocha de Madrid. El atentado acabó con la vida de tres abogados, un estudiante de Derecho y un empleado y conmocionó a una España que se encontraba en plena transición hacia la democracia.
El asesinato de los abogados de Atocha del que hoy se cumplen 45 años no fue el único episodio de lo que políticos, historiadores y periodistas consideran "la semana negra" de la Transición.
Fue en aquellos días más que en cualquier otro momento de aquel periodo cuando se sucedieron varios acontecimientos que hicieron que la incipiente apertura democrática se viera seriamente amenazada.
Domingo, 23 de enero de 1977
Arturo Ruiz García, un estudiante de Bachillerato Unificado Polivalente (BUP) de 19 años, acababa de participar en una manifestación proamnistía no autorizada en el centro de Madrid.
Dispersados por la cargas policiales, los manifestantes huyen en varias direcciones; el grupo en el que se encontraba Ruiz García se topa en la calle de la Estrella con cuatro pistoleros. Uno de ellos, al grito de "Viva Cristo Rey", abre fuego contra ellos y alcanza en el corazón al joven estudiante.
Lunes, 24 de enero de 1977
A primera hora de la mañana, los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), que mantenían retenido desde diciembre al presidente del Consejo de Estado, Antonio María de Oriol y Urquijo, secuestran a las puertas de su casa al teniente general Emilio Villaescusa, presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar.
Paro total en la universidad. En una de las manifestaciones convocadas por el asesinato del estudiante Arturo Ruiz, un bote de humo de la policía alcanza en la cabeza a Mari Luz Nájera, de 20 años, alumna de tercer curso de Políticas y Sociología. Tras el impacto, entra en coma y muere horas después en la clínica de la Concepción de la capital.
Diez y media de la noche; dos hombres irrumpen en el despacho laboralista del número 55 de la calle Atocha de Madrid preguntando por Joaquín Navarro, un líder de CCOO que había organizado con éxito una huelga de transportes en la capital.
El sindicalista acababa de salir y los pistoleros abren fuego contra las nueve personas que se encontraban en el piso. Mueren tres abogados (Enrique Valdelvira, Javier Sauquillo y Luis Javier Benavides), un estudiante, Serafín Holgado, y un administrativo, Ángel Rodríguez; otras cuatro personas resultan gravemente heridas.
Martes, 25 de enero de 1977
Asambleas sindicales convocadas de urgencia en los centros de trabajo. Los cuadros de CCOO y dirigentes del clandestino Partido Comunista se esfuerzan en calmar los ánimos y en convencer a los trabajadores de que la ultraderecha aprovechará cualquier error para forzar una involución.
Miércoles, 26 de enero de 1977
El entierro de los cinco asesinados en Atocha se convierte en una multitudinaria manifestación. El PCE, de acuerdo con el Gobierno de Adolfo Suárez, se hace cargo de la seguridad y la marcha transcurre sin incidentes en un emocionado silencio.
Viernes, 28 de enero de 1977
Poco antes del mediodía, los GRAPO asesinan en Madrid a dos policías armados, Fernando Sánchez Hernández y José María Martínez Morales, que se encontraban de servicio en una sucursal de la Caja Postal en el barrio de Campamento de Madrid. Les dispararon un tiro en la sien a cada uno y les remataron en el suelo.
Alrededor de la una y media, en otra oficina de la Caja Postal, en este caso en el distrito de Villaverde de la capital, son dos guardias civiles los que se encargan de la seguridad. Dos terroristas de los GRAPO les ametrallan a bocajarro y matan a uno de ellos, José María Lozano Sainz, de 22 años.
Sábado, 29 de enero de 1977
Funerales en honor de los dos policías y el guardia civil asesinados la víspera en el hospital militar Gómez Ulla de Madrid. A la salida de los féretros comienzan a escucharse gritos contra el Gobierno; el teniente general Manuel Gutiérrez Mellado y vicepresidente del gobierno pide silencio.
El capitán de navío Camilo Menéndez se encara con él, mientras arrecian los gritos de "¡Franco, Franco, Franco!" y las acusaciones de traidores a los miembros del Gobierno.
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