José Gálvez, vecino de Huétor Tájar (Granada), tenía diagnosticada la apnea del sueño. Una enfermedad que fue el detonante del accidente mortal de hace dos meses en el que fallecieron su mujer y su hija. En ese siniestro resultó herido leve junto a sus dos nietos, de 10 y 12 años. Este septuagenario no llevaba el cinturón de seguridad en el momento de la colisión, según informan fuentes del caso a Vozpópuli. Nunca volvió a ser él mismo. Dos meses después, José mató a sus dos nietos después de una discusión con su yerno, que estaba harto de las imprudencias que cometía al volante y no quería ver en riesgo la vida de los dos menores de edad, según estas mismas fuentes.
La Guardia Civil de Granada es el encargado de practicar las diligencias que rodean este trágico suceso en el que este abuelo ha matado a sus dos nietos y después se ha suicidado. Los agentes sospechan que los niños fueron asesinados antes de la llegada de los funcionarios, un extremo que tendrá que ser confirmado por la autopsia. Cuando llegaron los primeros funcionarios efectuó dos disparos al aire como advertencia de que se encontraba armado. Portaba una escopeta marca Benelli del calibre 12.
El atestado del accidente de tráfico
El abuelo, de 72 años, tenía toda la documentación en regla y permiso para poseer esta arma de fuego. No tenía antecedentes violentos, según fuentes de la investigación. Desde el accidente que sufrió toda la familia se le había retirado el carnet de conducir. No fue interceptado nunca conduciendo de forma ilegal desde esa fecha, al menos por las autoridades.
Para entender la tragedia que ha conmocionado a Huétor Tájar (Granada) hay que remontarse al 19 de marzo a las 18 de la tarde. El vehículo donde viajaba esta familia, un Renault Captur, circulaba por la autovía GR-4407 (Huétor Tájar-Loja) cuando, a la altura del km 6,200, se salió de la vía, según el informe del atestado al que ha tenido acceso Vozpópuli.
José, que conducía el vehículo, manifestó a la Guardia Civil que perdió el conocimiento porque tenía diagnosticada la apnea del sueño. Fue la misma confesión que hizo su esposa que iba situada en el asiento delantero derecho.
El turismo chocó contra el pilar elevado de la vía férrea Bobadilla/Granada. El sexagenario resultó herido leve y no hacía uso del cinturón de seguridad, según el informe al que ha tenido acceso Vozpópili. Su esposa, que iba de copiloto, falleció en el hospital el día 25 sobre la una de la mañana.
Una pelea con su yerno antes de atrincherarse
Los dos nietos que ocupaban los asientos laterales de la parte de detrás iban con el cinturón de seguridad pero resultaron heridos leves. Necesitaron traslado sanitario ambos niños. Su madre, que ocupaba el puesto central, falleció el 20 de marzo a las 10:45 horas.
José nunca pudo superar esta tragedia. Tampoco su yerno, con el que comenzó a tener desavenencias. El asesinato de los nietos a manos de su abuelo ocurrió cuando el pueblo de Granada se encontraba inmerso en sus fiestas patronales. Precisamente, el viernes pasado, los vecinos vieron al hombre acompañado de sus nietos en algunas de las atracciones.
Sin embargo, este mismo domingo, el abuelo mantuvo una fuerte discusión con su yerno momentos antes de atrincherarse en la casa, ubicada en la calle Alfredo Nobel. Amenazó al resto de la familia con una escopeta marca Benelli del calibre 12, según las fuentes consultadas. Rápidamente, se desplazaron a la zona varias unidades de la Guardia Civil y de la Policía Local e intentaron mediar con el abuelo violento que se encontraba fuera de sí.
El dolor de este pueblo de Granada
Un mediador de la Guardia Civil, que acudió desde Madrid, estuvo durante horas intentando que el abuelo entrara en razón. A las cinco de la mañana se cortaron las comunicaciones. El hombre puso como fecha límite de salir de su encierro las ocho de la mañana para que los menores fueran al colegio.
Sin embargo, pasada la hora marcada no había señales de su presencia. Es por ello, que los agentes decidieron entrar en el domicilio. Momento que fue aprovechado por el abuelo para matar a sus nietos.
Los guardias se encontraron los tres cadáveres. Cada uno en una estancia diferente de la casa. Uno de los niños murió asfixiado mientras que el otro tenía herida de bala de la escopeta. Precisamente, con esa misma arma de fuego el hombre se quitó la vida justo en el momento en el que entraban las autoridades. El dolor por el asesinato de estos dos niños ha conmocionado a toda la provincia de Granada y, en definitiva, a toda España.
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