El Gobierno ha optado finalmente por eliminar la prohibición de comercializar el aceite de oliva virgen extra para consumidores finales en botellas de plástico como había contemplado inicialmente, lo que generó polémica en el sector.
Así se desprende de la norma de calidad para el aceite de oliva que prepara el Ejecutivo -el último borrador está en fase de información pública hasta el próximo sábado día 13- al ser comparada con la versión anterior.
La idea de prohibir el envasado del virgen extra en plástico fue lanzada en junio de 2020 por el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, e inmediatamente se encontró con una enconada resistencia por parte del sector aceitero.
Lo que antes se presentaba como una prohibición, de momento se ha quedado en una alternativa que será debatida (entre otras) en el marco de un "código de buenas prácticas" que el Ministerio espera discutir con "asociaciones representativas del sector productor, la industria y la distribución" antes del 1 de octubre de 2022.
El citado código perseguirá "mejorar la percepción de los consumidores del aceite de oliva virgen extra promoviendo estrategias para su diferenciación y valorización, incluyendo el uso de envases y formas de presentación que permitan diferenciarlo de los aceites de otras categorías", reza el borrador.
Prohibición específica
En su anterior versión, el texto prohibía específicamente "la comercialización de los aceites de oliva virgen extra destinados a los consumidores finales en recipientes de plástico, a excepción de los suministrados en envases monodosis", por considerar que su imagen podía "verse deteriorada" al presentarse en ese material.
Fuentes del Ministerio han atribuido este cambio de posición al diálogo entablado durante los últimos meses con el sector, y precisan que no cesarán en su apuesta por fomentar el uso de envases que ayuden a "dignificar" el producto pero descartan cualquier tipo de prohibición.
Representantes del sector consultados por Efeagro -tanto de la parte agrícola como de la industrial- han coincidido en que respiran aliviados tras haber convencido al Ejecutivo de los múltiples inconvenientes que podía acarrear la obligación de envasar en vidrio.
"Lo que venga en el código de buenas prácticas será voluntario. La idea del plástico no tenía ningún sentido ni desde el punto de vista de calidad ni desde el punto de vista de la seguridad alimentaria", argumentan fuentes de las empresas aceiteras, que recalcan sobre todo el aumento de costes que implicaba la medida.
Representantes del sector olivarero han apuntado a la necesidad de sensibilizar a las cadenas de supermercados para que no usen el aceite como "producto reclamo" y garanticen su óptima conservación antes de que llegue al consumidor final.
La norma de calidad del aceite forma parte de un paquete más amplio de medidas legales impulsadas desde el Ministerio con el objetivo de intentar evitar los desequilibrios entre una campaña y otra, con años en los que los precios a duras penas cubren los costes de producción.
De hecho, se acaban de aprobar cambios normativos para reforzar los controles a los paneles de cata -una especie de jurado que decide si un aceite se cataloga como virgen o virgen extra- y para permitir retirar producto del mercado de forma extraordinaria cuando exista sobreproducción.
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