El presidente de Senegal, Bassirou Diomaye, está siguiendo la estrategia de Mauritania para desengancharse de Francia: que Madrid equipare a Dakar al mismo nivel que España tiene relaciones con Marruecos. Eso pasa por acceder al mismo estatus que tiene su nacionalidad en Francia: doble. De entrada en el viaje que Pedro Sánchez ha realizado a Mauritania, un país al que Al Qaeda quiere cortocircuitar en sus relaciones con Mali, Mohamed Ould Ghazouani, presidente mauritano, ha aceptado el establecimiento de cumbres anuales y un plan de respuesta migratorio que el PP ha alertado como contrario a los intereses españoles. Lo que quiere Senegal va más allá de acuerdos de migración circular, máxime cuando han existido algún caso de presunto fraude cometidos en Levante en explotaciones agrarias.
El acuerdo preferencial de España con Mauritania es más preventivo que real porque a Canarias apenas llegan irregulares mauritanos y, los que llegan, son adinerados empresarios del pulpo y calamar que realizan compras industriales de inmuebles a cambio de fijar su residencia legal. Pero Mauritania acoge actualmente a unos 200.000 refugiados víctimas de la inestabilidad en el Sahel, entre ellos numerosos malienses, potenciales candidatos a emigrar a Canarias. Es decir: si el tapón migratorio mauritano desaparece lo de Canarias puede muy grave para gestionar, como ha advertido el presidente de los canarios, Fernando Clavijo.
Pero Senegal sí tiene migrantes llegando a las islas en cayucos y prefiere que España comience a tomar posiciones en el ámbito empresarial si quiere que el descenso de migrantes ilegales sea efectivo. A cambio, busca de España detalles para igualarse a Francia: acelerar las inversiones públicas por 180 millones de euros en cuatro años y, al ser el segundo país africano en migrantes en España, que se convalide la doble nacionalidad como vía para resolver cuestiones como el mercado del trabajo, reducir los precios de pruebas médicas para verificar la residencia y que tienen una barrera técnica de 500 euros y que lanzarse al mar pierda atractivo para las mafias migratorias.
A cambio, a las empresas de España se le abre un mercado que hasta el momento era un dominio francés porque París controla su moneda, el CFA. Senegal, donde hay un destacamento de Marfil y al personal de la Guardia Civil y de la Policía Nacional que colaboran con las autoridades senegalesas en la lucha contra las redes de trata de personas, quiere desengancharse de lastres heredados del pasado y ha anunciado que cancelará un acuerdo de infraestructura hídrica de 32 años que firmó el expresidente Macky Sall con la compañía eléctrica saudí Acwa Power valorado en 800 millones de dólares, el contrato para la construcción y explotación de una planta desalinizadora en la capital, Dakar, se firmó en marzo, en los últimos días de la presidencia de Sall. Considerado como el mayor proyecto de su tipo en el África subsahariana, la capacidad de producción de la planta de 400.000 metros cúbicos por día tenía como objetivo aliviar la escasez en un país donde se prevé que las extracciones de agua aumenten hasta un 60% para 2035, según el Banco Mundial.
El Banco Africano de Desarrollo, que desde este 2024 dirige el exministro del PP Álvaro Nadal ha dado una garantía de crédito parcial de 400 millones de euros a Senegal para facilitar la movilización de la financiación sostenible inicial del país, que se destinará exclusivamente a inversiones verdes y sociales, de conformidad con el Marco de Financiación Sostenible de Senegal. La financiación de la República de Senegal se realizará en forma de uno o más préstamos sostenibles por un importe de hasta 500 millones de euros. La garantía del BAD permite a las entidades financieras que estén considerando financiar la operación protegerse contra las pérdidas resultantes del impago por parte de Senegal del principal y los intereses de este préstamo de hasta 400 millones de euros. Esta garantía se aprueba en un momento en el que los costes de financiación para los países africanos han aumentado considerablemente, tras el endurecimiento de la política monetaria internacional.
Senegal representa para España un socio clave y estratégico para la estabilidad de toda la región y desempeña un papel importante en la Comunidad Económica de los Estados de África occidental. España mantiene una fuerte cooperación al desarrollo en Senegal con un valor anual de 27 millones de euros. Esta cooperación se dirige a sectores prioritarios como el desarrollo productivo agrícola, el acceso a los alimentos, los servicios de salud y el agua potable y el saneamiento. Además, Senegal cuenta con el primer Instituto Cervantes del África subsahariana.
