El pasado 22 de noviembre se registró una nueva agresión contra un policía nacional, esta vez en Santiago de Compostela. El atestado policial de los hechos, al que ha tenido acceso Vozpópuli, detalla cómo un individuo de nacionalidad portuguesa azuzó a su perro “de raza potencialmente peligrosa” a altas horas de la madrugada para atacar a un agente que le instaba a poner el bozal al animal. El policía sufrió “desgarros en la cara interna del brazo derecho”, por lo que recibió seis puntos de sutura y dos dosis de vacuna del tétanos.
Los hechos tuvieron lugar en la noche del pasado 22 de noviembre. La Policía Nacional recibió una llamada que alertaba de la presencia de un “varón ebrio” que, sin mascarilla, increpaba a los clientes de un establecimiento en Rúa da Senra. El camarero afirmó que había echado al individuo del bar por su actitud molesta sobre los presentes. Los agentes localizaron al hombre fuera del local con la cara ensangrentada después de -según las explicaciones del empleado- haberse caído varias veces. Tras comprobar que nadie quería interponer denuncia alguna, los policías pidieron al individuo que abandonara el lugar.
Los policías recibieron una nueva llamada al cabo de unos minutos en la que se les notificaba de una pelea entre dos hombres en Rúa do Franco, a escasos metros de la anterior ubicación. Una vez en el lugar de los hechos, los agentes comprobaron que uno de esos individuos era el que estaba en el bar, pero ahora estaba acompañado de un perro negro, de unos veinte kilos de peso y de “raza potencialmente peligrosa”.
La agresión al policía
Los policías pidieron al hombre que le pusiera el bozal al animal, pero el dueño rehusó: “Dejadme en paz, largaos de aquí, que me dejéis tranquilos, hijos de puta”. El individuo trató de abandonar el lugar, pero los agentes le requerían una y otra vez que utilizara el bozal. En cada ocasión, el hombre reaccionaba interponiendo al perro entre él y los uniformados. Fue en ese momento cuando azuzó al animal, que se abalanzó contra uno de los policías y le mordió el brazo. En ningún momento hizo ademán de retirar al perro.
Cuando los policías nacionales lograron separar al perro requirieron el apoyo de la Policía Local para que leyera su microchip. El lacero municipal trasladó al can al refugio de animales de Bando, mientras que su dueño fue detenido. El agente fue tratado de sus heridas en el Hospital Clínico de Santiago de Compostela.
Este suceso tiene lugar después de varios episodios contra agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que han resultado especialmente mediáticas, como la agresión a un policía nacional en un autobús de Zaragoza. Según los datos de la Secretaría de Estado de Seguridad, los delitos contra la autoridad se dispararon en un 24% durante el año 2020.
Los sindicatos policiales piden una mayor protección de los agentes ante este tipo de episodios. El pasado mes de octubre, el sindicato Jupol impulsó una reforma legislativa para endurecer las penas por las agresiones a los miembros del cuerpo.
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