El juez Castro sufre insomnio desde hace décadas. Para prolongar su sueño vive en El Molinar, un barrio ubicado a 4 kilómetros de su juzgado en Palma de Mallorca que queda a apenas 5 minutos del juzgado de Palma en moto. Sus íntimos confiesan que desde que tiene en sus manos el destino judicial de la hija del Rey se han acortado tanto su sueño como su distancia al despacho. Duerme menos y trabaja más y su moto aparece aparcada en la puerta del juzgado de Palma cada día más temprano, incluso antes de que llegue su secretaria, Lourdes Peña. Duerme todavía menos y trabaja todavía más desde que hace 15 días tomó declaración a Doña Cristina porque –según revelan fuentes cercanas al juez— Castro se prepara ya para acusar a la infanta Cristina como “cooperadora necesaria” en los delitos de su marido.
Castro sostiene que "Urdangarín no podría haber hecho lo que hizo si Aizoon no hubiera existido ni otra sociedad que ocupara su lugar"
El magistrado se ha dado dos meses para elaborar su auto de acusación pero está acumulando ya documentación sobre los delitos presuntamente cometidos por los Duques de Palma en un PC al que sólo tienen acceso dos personas: él y Lourdes Peña, quien confiesa que el magistrado tuvo que pagar ese ordenador de su bolsillo. Castro no ha comenzado a redactar todavía ese escrito pero la solicitud de jurisprudencia, documentos y las líneas de interrogatorio unidas a la falta de respuestas de la infanta llevan a pensar a quienes conocen al magistrado a que trabaja ya en esa línea.
El juez parte de la premisa de que "Urdangarín no podría haber hecho lo que hizo si Aizoon no hubiera existido ni otra sociedad que ocupara su lugar". Desde esa óptica, quien ayuda a conformar la sociedad fue la infanta Cristina y la ratificación de las actas y cuentas de esa compañía durante 9 años la convierten en elemento imprescindible para el fraude, razona el magistrado. En el fiel de la balanza, Castro valora dos elementos: por una parte el testimonio de la propia infanta que negó conocer las actas de la empresa o las juntas que ratificaron los estados de cuentas y ante el que el juez se confiesa "poco convencido" y por otra la documentación que constata vistos buenos a las operaciones de Aizoon durante 9 años consecutivos.
Castro ha llegado a plantear a Hacienda en sus interrogatorios de forma sutil la posibilidad de esa cooperación necesaria. Lo hizo a preguntas a la inspectora NUMA 51.593 que ratificó que de no existir Aizoon "Urdangarín tendría que haber tributado en su impuesto sobre la renta". También ha planteado a la infanta de forma indirecta esa posibilidad y dos respuestas pueden apoyarle en esa tesis:
- La primera sobre el origen de la sociedad, en la que la infanta admite que conocía que su marido iba a usar Aizoon"para canalizar sus ingresos profesionales". Castro llegó a preguntar directamente a la infanta por qué se había constituido una empresa que Iñaki Urdangarín podría haber fundado solo sin necesidad de incorporarla a ella al capital
- y la segunda, la cuestión sobre la liquidación de la compañía. En su última pregunta antes de que tomara la palabra el fiscal, Castro planteó a Doña Cristina la pregunta de si la liquidación de Aizoon le reportaría ingresos y activos: "Al estar al 50%, me imagino que algo sí, pero no tengo más conocimientos", dijo una infanta que quizás inadvertidamente admitió conocer las normas de liquidación mercantil de una sociedad pese al presunto desconocimiento esgrimido a lo largo del interrogatorio.
Esa fórmula permitiría al magistrado rebajar la pena que solicite para Doña Cristina en un grado a la señalada por la ley para los delitos de fraude fiscal o blanqueo de capitales. Sin embargo, no evitaría lo que más preocupa a Zarzuela: una acusación formal que previsiblemente tendría que desactivar la Audiencia Provincial de Palma.
Una decisión con el único apoyo de un círculo estrecho
La decisión de Castro está ya prácticamente tomada aunque no puesta por escrito. Cuando redactó el auto de imputación, pasó días encerrado en su despacho y noches de apenas cuatro horas de sueño. Ahora, esa situación se repite. Un yorkshire le acompaña en los pocos paseos que da por el paseo marítimo de Portitxol y su círculo de apoyos se ha vuelto cada vez más estrecho. Castro ha adquirido un nuevo hábito incluso con su familia: sigue descolgando el teléfono cuando se le llama pero su respuesta suele ser un "te llamo en un rato” que se convierte en días o semanas de silencio. Por eso, sólo su secretaria judicial queda como uno de sus escasos apoyos de puertas adentro en el juzgado de Palma.
De puertas afuera, quienes más respaldan su actuación son los tres hijos de su primer matrimonio porque los tres trabajan en el mundo del derecho: dos son abogados y el tercero procurador. Junto a ellos, su actual pareja, una mujer de fuerte carácter, “indignada” con los ataques que el magistrado está sufriendo, cuentan amigos de ambos.
Esas presiones han sido constantes durante todo el proceso y continuarán hasta el final. Las personas más cercanas al juez afirman que las mangas demasiado largas de todas sus chaquetas reflejan su poca preocupación por las apariencias y lo que se diga de él. Pero al mismo tiempo, confiesan que el magistrado cada día duerme menos y que cuando redacte su escrito, Castro llevará más de medio año durmiendo apenas cuatro horas diarias.
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