Una estruendosa alerta roja ha empezado a sonar en Ferraz. El PSOE contaba con conquistar con cierta facilidad la alcaldía de Barcelona para añadirla a su mapa de poder municipal tras las próximas elecciones del 28 de mayo. Pero casi una legislatura después de compartir gabinete con la regidora, Ada Colau, el primer teniente de alcalde y candidato, Jaume Collboni, decidió salir del gobierno local el pasado 1 de febrero para poder venderse mejor ante los barceloneses como una alternativa al dúo que se disputaba el ejecutivo; el republicano Ernest Maragall y la propia Colau. Pero el PSOE, según las fuentes consultadas en el partido, no contaba con un actor que ha revoluciado el tablero: el exregidor Xavier Trias, quien pese a concurrir bajo las siglas de Junts, se vende como un alcalde transversal que quiere atrapar todo el descontento por la gestión de los comunes.
Fuentes de los 'comunes' no dudan en culpar al PSC por la estrategia, ya que la salida de Collboni del Ayuntamiento no significó la ruptura de la coalición con los comunes. Y eso, consideran, afecta a la imagen de los dos socios. El resto de concejales socialistas permanecen a los mandos del consistorio de la primera ciudad de Cataluña. Por eso, los de Colau no entienden la imagen que está trasladando el PSC al renegar del gabinete del que forma parte cuando considera que la ciudad necesita un "buen gobierno" que, siguiendo el razonamiento, ahora no tiene. El problema es el muro con el que se ha chocado el anhelo de Collboni de destacar. Trias se lo ha puesto muy difíicil al PSOE, que ve como el empate triple entre PSC, Comunes y ERC se rompe en favor del candidato de Junts.
Trias, de hecho, está polarizando la campaña a base de golpes a Colau. Se ha erigido de forma clara en la alternativa a Colau y está moviendo el voto alrededor. Trias está llamando a los votantes de ERC y a los del PSC, una masa de votantes nada despreciable, a quienes seduce con una calculada equidistancia. Y para muestra, el botón de la independencia. Todo el mundo en Barcelona sabe que Junts es el ala dura del independentismo. Pero esa no es la bandera de Trias. De hecho, el exregidor concurre sin trapos, sin logos y sin siglas. No por casualidad, cuando anunció su intención de volver a al otro lado de la plaza San Jaume, lo hizo solo con un micrófono y en plena calle. Nada de sedes, ni de eslóganes. Solo él.
BCN: la gran apuesta de Sánchez
"El alcalde de Barcelona tiene que estar al lado del presidente de la Generalitat, pero cuidar a los barceloneses sin estar pendiente del Estado ni de la Generalitat", sintetizó. Toda una declaración de intenciones que ha dejado al PSC fuera de juego, porque apela a la gestión ordenada que el procés se llevó por delante y que Collboni también intenta vender. En Ferraz, por tanto, están de los nervios. Y es que Barcelona es la gran apuesta de Pedro Sánchez. Se ha visto en numerosas ocasiones. El presidente ha cogido en varias ocasiones el puente aéreo para apoyar al candidato del PSC.
En Moncloa están obsesionados con la empresa catalana, porque necesitan desesperadamente gobernar una ciudad emblemática (ahora Sevilla es el gran feudo socialista) y la presidencia de una comunidad autónoma equiparable a la Comunidad de Madrid y Andalucía. No es que el resto de autonomías en las que el PSOE gobierna no sean importantes, es que no tienen el peso político suficiente. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, es uno de los mayores arietes al Ejecutivo gracias a la influencia de liderar la región más rica del país. Y el presidente andaluz, Juanma Moreno, también tiene empaque nacional gracias al poder que da gobernar la comunidad más poblada de España. En el PSOE están huérfanos de poder duro.
El PSOE, sin convención autonómica
Los socialistas celebrarán en abril una gran convención municipal que aún no tiene fecha ni lugar, pero que intentará impulsar a sus candidatos en pueblos y ciudades. Antes, el 18 de marzo, el PSOE celebra un comité federal. Este año, no obstante, Ferraz ha decidido no convocar la gran convención autonómica en la que el partido, tradicionalmente, arropaba a los candidatos de las comunidades autónomas, plenamente alineados con Moncloa. Esta vez serán los territorios que lo pidan los que convoquen una convención propiamente regional. Y a la que Ferraz asistirá en todo lo que requieran: desde la presencia del presidente del Gobierno hasta la promoción de sus candidatos. La última se celebró en 2015. En 2019, el agitado escenario electoral, lo impidió.
Fuentes socialistas niegan que se trate de un cordón sanitario entre los barones y el presidente, cuya marca desgasta tras las concesiones del Gobierno a ERC con la reforma de la malversación y la eliminación del delito de sedición y tras el goteo de rebajas de penas a los condenados por abuso sexual. La crisis del 'sí es sí' es, en verdad, el gran agujero de la coalición. Y los alcaldes temen que les arrastre. La guerra con Unidas Podemos solo les perjudica. También en Barcelona.
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