El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, ha considerado que no son aceptables las críticas hechas por Marruecos sobre la gestión que está realizando España de la pandemia, tras denunciar que no se estaría controlando de forma "adecuada y estricta" ni el estado de salud de los pasajeros ni el pasaporte de vacunación durante el proceso de embarque.
En un comunicado, el Ministerio de Salud y Protección Social marroquí ha defendido que España supone una "amenaza" para la población marroquí debido a la "ausencia del cumplimiento de los protocolos sanitarios contra la COVID-19" y ha confirmado que no va a reanudar los vuelos hacia España.
En rueda de prensa con su homólogo de Luxemburgo, Jean Asselborn, Albares ha reconocido que Rabat no había trasladado estas quejas por vía diplomática antes de hacerlo mediante un comunicado y ha dejado claro que estas afirmaciones "no se corresponden con la realidad", amparándose en los datos de incidencia en España, muy inferiores a los de otros países de nuestro entorno, y a la alta tasa de vacunación.
Lo que dice el comunicado "no es aceptable y no tiene una base objetiva", ha defendido, esgrimiendo que el Gobierno "ha actuado sin descanso para hacer frente a la pandemia".
"España cumple con todos los requisitos internacionales", ha sostenido, "y así se lo voy a trasladar a Marruecos". En este sentido, ha adelantado que ya se está en contacto tanto con la Embajada española en Rabat como con la Embajada marroquí en Madrid para dejar claro que el Gobierno no considera "en absoluto aceptable" el comunicado marroquí.
Diálogo fluido con Marruecos
El ministro no ha aclarado si se trasladará al Gobierno marroquí una nota verbal de queja como ocurrió hace unas semanas en relación con la piscifactoría que se está instalando en las proximidades de las islas Chafarinas, pero sí ha mantenido, como en ocasiones anteriores, que con Marruecos hay "un diálogo fluido".
Albares tampoco ha querido enmarcar las últimas críticas de Rabat en la crisis diplomática en que están inmersos los dos países, a resultas de la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, por motivos humanitarios y a la negativa a reconocer como marroquí el Sáhara Occidental. Marruecos retiró a su embajadora a mediados de mayo, en plena llegada masiva de inmigrantes a Ceuta, y todavía no ha regresado.
En este sentido, ha asegurado que tanto él como su Ministerio trabajan "para tener las mejores relaciones con Marruecos, un socio estratégico" y ha señalado que "también hay muchos en Marruecos trabajando en ese sentido".
Por ello, ha confiado en que finalmente quienes prevalezcan sean los que trabajan "con buena fe y con buena voluntad", pero también ha advertido a Marruecos de que defenderá los intereses de España en todo momento. "Nadie debe llamarse a engaño, los intereses de España siempre estarán defendidos", ha recalcado.
El nuevo rifirrafe con Rabat se produce después de que el jefe de la diplomacia defendiera el jueves pasado en el Senado que "la crisis ha quedado atrás". A su juicio, "ya no hay declaraciones inflamadas", sino que hay "colaboración" en la frontera con Ceuta y Melilla, y el rey de Marruecos ha hablado de recuperar la relación. "La crisis ha pasado ese momento de choque, y ahora hay que construir una relación de vecindad, que es compleja", comentó.
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