Un nuevo barrio promovido por el grupo de Florentino Pérez, localizado a un paso del centro de Madrid y a tiro de piedra de los cuatro rascacielos de la Castellana, no termina de arrancar. En junio de 2006 el Ayuntamiento, entonces comandado por Alberto Ruiz-Gallardón, empezó a mover ficha para dar la concesión del proyecto a Dragados, filial de ACS. Todas las operaciones se tasaron en una cantidad que quita el hipo: 176 millones (176.500.391 euros) para erigir 1.600 viviendas en una zona de la capital muy bien situada pero abandonada a su suerte, en la que proliferan las chabolas y donde la mano del Consistorio apenas se nota.
La concesión de adjudicó a Dragados en marzo de 2007, en pleno maná ladrillero; este mes de marzo caduca dicha concesión sin que Dragados haya siquiera empezado con la primera de las cuatro operaciones: expropiación, realojo de los vecinos afectados, derribo de algunas infraviviendas y urbanización. Aunque fuentes de Urbanismo no descartan la posibilidad de que Ana Botella prorrogue la concesión a Dragados otros 18 meses, nadie da un duro por el proyecto del presidente del Real Madrid.
No hay noticias de la posición del Ayuntamiento con ACS, una de las empresas bien relacionadas con Cibeles, especialmente en la etapa de Ruiz-Gallardón. A lo sumo, lo que hay son promesas de realojar a las 114 familias, como remachó hace dos semanas la concejala del Distrito de Tetuán, Paloma García. “Fue un proyecto muy ambicioso que puso en marcha el anterior alcalde”, señaló la edil al diario Gente. “Un proceso muy caro”.
Chabolas, zanjas y calles cortadas
Entretanto, la degradación de la zona se acentúa: desde que Gallardón asumió la iniciativa hasta la actualidad han pasado siete años. El portavoz socialista Jaime Lissavetzky se interesó el mes pasado por la situación del lugar, cuya extensión se identifica con la longitud del Paseo de la Dirección, al noroeste de la capital. Tras recorrer las chabolas, las calles cortadas, las zanjas abiertas y los escombros, Lissavetzky definió la parálisis urbanística como la “metáfora del urbanismo del PP y del estado de parálisis del gobierno que preside Ana Botella”.
El edificio para realojar a las familias está terminado, por lo que el dirigente socialista apremió a la regidora a actuar con celeridad. “Centrifugan el problema dándoselo a una empresa privada. Posiblemente, ahora a ésta no le salen las cuentas con el proyecto y, en lugar de jugar un papel estimulador, el Ayuntamiento se limita a quedarse de brazos cruzados, esperando que la solución caiga del cielo”. No vendrá del cielo el remedio, y parece que tampoco de Florentino Pérez.
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