El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, ha contestado a la multitudinaria protesta contra su ley anti-aborto que ha tenido lugar este sábado en Madrid. Ha dado su "palabra" de que "ningún insulto o grito" le hará abdicar de su compromiso con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de cumplir el programa electoral y regular los derechos de las mujeres embarazadas y los "no nacidos".
Gallardón, que participa en la Convención Nacional del PP en Valladolid, ha aludido así a las críticas que ha recibido la reforma de la ley del aborto aprobada por el Ejecutivo. "Esa regulación de ese derecho fundamental que es la vida, así como el derecho de la mujer embarazada la vamos a hacer nosotros, la vamos a hacer los compañeros del PP", ha dicho Gallardón, quien ha añadido que se hará "estudiando" y "acordando" todo.
De esta forma, el titular de Justicia ha sacado pecho de su anteproyecto y lo ha hecho en una mesa de diálogo cuya temática no era ésa, sino la Reforma de la Justicia. Si bien Gallardón ha podido sacar a colación el asunto, convertido en el tema tabú de la Convención, en cambio, no se ha dado pie para ello a los barones más críticos con la reforma, que reclamaban asemejar el texto a la ley de supuestos de 1985. El Gobierno ha dado consignas para imponer la ley del silencio a los presidentes díscolos de Extramudura y Galicia, José Antonio Monago y Alberto Núñez Feijóo, entre otros.
Si bien Gallardón ha podido sacar a colación el asunto, convertido en el tema tabú de la Convención, en cambio, no se ha dado pie para ello a los barones más críticos con la reforma
Asimismo, el ministro ha rechazado etiquetas por parte de "pseudos progresistas". "¿Quiénes son ellos para etiquetar?", se ha preguntado, consciente de que serán los ciudadanos los que tendrán que juzgar las actuaciones del Gobierno. Ruiz Gallardón ha aprovechado su presencia en el Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid para recordar una de las afirmaciones del escritor y periodista vallisoletano cuando explicó que lo más progresista era siempre defender al más débil, una corriente que se rompió, a su juicio, cuando se dejó de proteger al no nacido. "No es un tema de moral ni de conveniencia electoral", ha sentenciado para explicar que se trata de la defensa de los derechos fundamentales "por encima de conveniencias y de intereses particulares".
Después, se ha referido a la marcha de Madrid y aunque ha mostrado su "máximo respeto", ha apuntado que "en democracia, lo que marca la acción del Gobierno es el voto en la urna" y "la mayoría de los españoles" apostó por el programa electoral de los populares.
Un plan trazado de antemano
Con estas palabras, el ministro ha sido el único dirigente del ágora de diálogo que ha entrado de lleno en la cuestión, emplazado a ello --en lo que ha parecido un plan trazado de antemano-- por el moderador de la mesa, el secretario de Relaciones Internacionales del PP, José Ramón García Hernández. Ni en el foro Sanidad para todos, en el que participó Núñez Feijóo, ni en el almuerzo informal de los barones con Rajoy y ni en la trastienda de los pasillos se ha apelado a limar el texto de Gallardón y buscar el concenso, como en veces anteriores. Ni una sola palabra de los críticos al respecto. Todo medido al detalle por el Gobierno y por Génova, lo que no hace sino alimentar las sospechas de que el verdadero artífice de esta polémica reforma no es el ministro de Justicia sino el propio presidente del Gobierno.
Preguntada por el alcance de las protestas en la capital contra el anteproyecto, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, se ha limitado de decir en Valladolid que no había visto las imágenes aparecidas en televisión.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación