El PSOE y el PNV son los culpables de que Alvise, Sumar o Junts hayan entrado en el Parlamento Europeo. Esto se debe a que España es el único país miembro de la Unión Europea que aún no ha tomado una decisión sobre la directriz tomada desde Bruselas para fijar un porcentaje mínimo de votos para lograr el acceso al Parlamento Europeo.
En concreto, el Consejo Europeo aprobó en 2018 que todos los países miembros con sistemas de votación por listas debían establecer “un umbral mínimo para la atribución de escaños”, siempre que el país repartiese más de 35 asientos. España ahora cuenta con 61. Además, esta norma establecía que ese umbral no podía ser “inferior al 2% ni superior al 5% de los votos válidos”.
Debido a esto, el PNV exigió al PSOE no tocar la Ley del Régimen Electoral General a cambio de la investidura de Sánchez tras el 23-J. El objetivo de los nacionalistas era aumentar las posibilidades de que CEUS (Coalición por una Europa Solidaria), la alianza en la que concurren, tuviese un escaño en el Parlamento Europeo. De hecho, de haber sido fijado, no habrían logrado asiento en Estrasburgo tras recabar tan solo el 1,61% de los votos.
Temor nacionalista
El temor nacionalista no es nuevo y la directriz europea les puso a temblar. Con una circunscripción única para toda España, aquellos partidos que solo reciben votos en puntos concretos del país están llamados a quedarse fuera del Parlamento Europeo en caso de aplicarse la nueva norma.
Y de aquellos barros, estos lodos. En concreto, según el pacto firmado, el Gobierno de Sánchez aceptó “no impulsar ninguna modificación de la LOREG” y que en caso de hacerlo, sería con un “acuerdo previo” con el PNV. A cambio, los nacionalistas le darían sus votos para llegar a La Moncloa.
De haberse aplicado el umbral máximo permitido, que es aquel que aplican la mayoría de países -en Croacia, Francia, República Checa, Letonia, Lituania, Hungría, Polonia, Rumanía y Eslovenia se exige un 5% de las papeletas –, tan solo habrían tenido representación tres partidos: PP, PSOE y Vox. El resto se habrían quedado fuera, ya que ninguno ha conseguido el respaldo superior a ese 5%.
Desde los independentistas de Ahora Repúblicas (4,91%) a Junts (2,54%), pasando por el partido de Alvise (4,59%) se habrían quedado sin representación. Mismo destino que hubiesen compartido con Podemos (3,28%), Sumar (4,65%) o la coalición CEUS (1,61%).
La introducción del umbral ni está, ni se le espera, ya que no está en la agenda del Gobierno. El objetivo era aplicar la obligatoriedad en estos comicios que se han celebrado, pero han permitido que las limitaciones se apliquen más tarde.
Para que la decisión del Consejo pueda entrar en vigor es necesario que la ratifiquen todos los estados miembro. Solo España no ha iniciado el proceso, después de que Alemania y Chipre, que tampoco habían cumplido con este requisito en los cinco años transcurridos, lo hayan hecho en los últimos meses.
Con todo, una vez ratificada, estipula que las disposiciones relativas al umbral deberán aplicarse a más tardar en las segundas elecciones tras la entrada en vigor, por lo que al no estar aprobada, podría optar por dejar este requisito para las europeas de 2029 o 2034.
De este modo, aunque Teresa Ribera critique que en la ultraderecha ahora hay tres cabezas visibles –Feijóo, Abascal y Alvise-, lo cierto es que ha sido el propio PSOE, con el objetivo de garantizar a Sánchez el sillón de La Moncloa, quien ha permitido que el activista tenga tres asientos en el Estrasburgo o que Irene Montero alargue durante un lustro su presencia en la agenda pública.
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