El 8 de noviembre de 2012, una semana después de la avalancha mortal en un pabellón cuyo propietario es el Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella afirmó contundente: “Ni voy a dimitir ni voy a cesar a nadie”. Apenas han transcurrido un par de meses desde el macrofestival del Madrid Arena en el que perecieron cinco chicas jóvenes y la frase de la regidora ya solo es una media verdad: la dimisión ayer del vicealcalde Miguel Ángel Villanueva, que renuncia también a su acta de concejal, aísla todavía más a la alcaldesa en el Palacio de Cibeles. Desprovista del exdelegado de Economía Pedro Calvo y de Villanueva, brazos fuertes del gallardonismo, Botella está cada vez más sola al mando de las riendas de la hiper-endeudada capital de España.
Sola ante el peligro: un proceso judicial amenaza con electrocutar a más altos cargos del Ayuntamiento, como el desde ayer exconcejal de Seguridad Antonio De Guindos, hermano del ministro de Economía (que continúa al frente de la cartera de Medio Ambiente). Instada por los suyos, Botella ha estrenado el año fulminando al principal valedor que su predecesor Gallardón había dejado en Cibeles. En los mentideros del PP madrileño circulaban ayer versiones que van desde la orden de Génova al cambio de asesores, pasando por los consejos de su marido y ex presidente José María Aznar.
“Mi dimisión puede ayudar a serenar los ánimos mientras dura la instrucción judicial”. En la rueda de prensa en la que anunció su dimisión, Villanueva reiteró una y otra vez que dimitía él, que nadie le obligaba, pero los argumentos que dio sonaron poco consistentes para un político que lleva dos meses desmintiendo su presunta relación de amistad con Miguel Ángel Flores y que ha defendido su inocencia en lugares tan serios como la comisión de investigación del Madrid Arena, a principios de diciembre. Solo al final de la rueda de prensa, el exvicealcalde concedió: “Es verdad que el Madrid Arena ha alterado la agenda del equipo de Gobierno. Y es verdad que ha podido existir un poco de presión”. Y dejó un recado en toda regla a la que hasta ahora era su jefa: “Asumo la responsabilidad que conlleva mi cargo”.
La conciencia tranquila del ex número dos
Villanueva, un político tocado de poesía y verbo, contuvo las lágrimas y habló con templanza. “Tengo la conciencia tranquila”, declaró como buen político, “y nadie puede poner en duda mi honor e integridad”. “Nunca he utilizado mi cargo en beneficio particular ni de particulares”, comentó en referencia a Flores. Y agradeció a su equipo, a la oposición, a Botella, a Gallardón, a sindicatos y patronal y a todos los madrileños sus nueve años en el Pleno, en el que aterrizó como delegado del área de Empleo, siempre de la mano de Alberto Ruiz-Gallardón.
Se va el segundo cargo de altura del ayuntamiento tras la salida de Pedro Calvo, exedil de Economía y presidente de Madrid Espacios y Congresos, gestora del Madrid Arena. Llegan Concepción Dancausa, ahora primera teniente de alcalde, responsable de Hacienda y mujer de íntima confianza de la regidora (ayer se rumoreaba que podría estar detrás del último bandazo municipal) y Enrique Núñez, segundo teniente de alcalde, edil de Economía y ahora también de Seguridad. Gallardón herido de muerte.
“Ni voy a dimitir ni voy a cesar a nadie”, aseguró Botella hace dos meses. ¿Se cumplirá la segunda media mentira?
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