Francesca Cerrone no se inmutó cuando la Policía española le puso las esposas. Los agentes se desplazaron para arrestarla hasta el mismo desierto de Almería. El escondite en el que se sentía segura desde hacía meses era una granja donde se presentó como voluntaria dentro de un programa europeo de cooperación. Ninguno de sus compañeros sospechó en todo ese tiempo que aquella joven llegada desde Italia era una de las terroristas anarquistas más buscadas de su país.
De 31 años de edad, está acusada de integrar la “célula Santiago Maldonado” a la que las autoridades italianas atribuyen el atentado con bomba en diciembre 2017 contra un cuartel de los Carabineros en el barrio romano de San Giovanni. Pero para los responsables de la granja almeriense solo era Francesca. Llegó en febrero con su coche de matrícula italiana y una beca de seis meses del Cuerpo Europeo de Solidaridad, según los responsables de la finca. Participaba con otros jóvenes extranjeros en un programa medioambiental enfocado a la agroecología, cultivar huertos de forma natural.
“Para nosotros fue un shock, un jarro de agua fría. No teníamos ni idea de su ideología, en su convivencia no tenía ninguna cosa rara. Aquí cuando viene un voluntario no sabemos nada de su pasado, pero si ha hecho algo, que los jueces decidan”, dice a este periódico el responsable de la granja. El lugar se presenta en Internet como “un oasis de luz, entre el desierto de Tabernas y las playas de Cabo de Gata, donde despertar los sentidos, conectar con la naturaleza, abrir el corazón...”. Junto a Francesca Cerrone había cuatro voluntarios más de distintas nacionalidades. Nunca dio ningún problema.
La Policía investiga los vínculos
Las autoridades españolas y las italianas investigan el paso de esta joven por España y si ha establecido contactos con elementos anarquistas. Su detención, practicada la semana pasada, se enmarca dentro de la ‘operazione Bialystock’ (como la ciudad polaca). Se saldó con el arresto simultáneo de siete miembros de este grupo en Italia, España y Francia. El detenido en el país galo se llama Roberto Copro y fue arrestado en Saint Etienne. Se desplazaba en una caravana.
Las pesquisas han corrido a cargo del ROS (Raggruppamento Operativo Speciale), la unidad de los Carabineros italianos dedicada a la lucha contra el terrorismo autóctono. También la Fiscalía de Roma. Contactaron con la Comisaría General de Información de la Policía Nacional apenas cuatro días antes de lanzar la operación. Fueron los italianos los que marcaron el lugar exacto en el que la presunta terrorista había encontrado refugio. Para su arresto se contó también con la participación de la Brigada Provincial de Información de Almería.
De la indiferencia inicial en el momento de ponerle los grilletes y subirla al coche policial, pasó a una actitud desafiante en comisaría. Se enfrentó a los agentes y en un inicio se resistió a que le tomaran las huellas y las muestras de ADN. La orden europea de detención cursada por un juez de Roma daba cuenta de una larga nómina de delitos atribuidos a su célula. Según informan a este periódico fuentes de la lucha antiterrorista, incluye asociación con fines terroristas, posesión de explosivos, instigación a cometer delitos contra autoridades, daños, incendios, atentado con explosivos, robo, instigación a delinquir y resistencia a la autoridad.
'Célula Santiago Maldonado'
El nombre con el que reivindicaron el atentado a los Carabineri en 2017 se debe a Santiago Andrés Maldonado, un joven argentino activista en favor de la comunidad mapuche. Desapareció en extrañas circunstancias en agosto de 2017 tras una intervención policial. Su cadáver apareció 77 días después y la autopsia determinó que la causa de la muerte había sido el ahogamiento.
Expertos policiales consultadas dudan de que el grupo se llamase de esa manera. Creen que es la manera de reivindicar sus acciones, pero en muchas ocasiones cambian la firma de sus ataques para que a los investigadores les sea más difícil trazar una continuidad delictiva. Así obstaculizan las investigaciones y la posibilidad de probar su participación en atentados.
La Fiscalía italiana les considera responsables de una campaña violenta para lograr la liberación del también anarquista treintañero Pier Loreto Fallanca, acusado de colocar otra bomba en Florencia a comienzos de 2017. Este grupo era una de las muchas células que se adhieren a los postulados internacionales de la FAI-FRI (Federación anarquista Informal/ Frente Revolucionario Internacional). Tenían su base de operaciones en un centro social okupado en Roma llamado Bencivenga Occupato.
Son el clásico grupo anarco insurreccionalista, con posibles vínculos internacionales. Varios de sus miembros viajaron a Grecia y en el centro okupado se detectó la presencia de un anarquista chileno. Ahora las autoridades italiana investigan todos esos vínculos. Italia, Grecia y Chile, son puntos de fuerte arraigo para el terrorismo anarquistas. En la historia de España también han estado presentes y si bien los últimos años se centran en ataques aislados sin víctimas, las fuerzas de seguridad dicen haber detectado un incremento de su influencia.
Francesca Cerrone, nacida en Trento, se negó a ser entregada a Italia tras prestar declaración por videoconferencia ante el Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional que dirige el juez Santiago Pedraz. Actualmente se encuentra presa en la cárcel de Almería hasta que se tramite su proceso de entrega a su país. Apenas le quedaba un mes para terminar su beca y buscar un nuevo destino cuando la Policía fue a buscarla hasta el desierto almeriense de Tabernas.
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