Luiz Jonas Santos, un brasileño de 22 años y empleado de un chiringuito de Sanlúcar de Guadiana (Huelva) ha denunciado a un compañero por una presunta agresión homófoba en la que recibió un puñetazo y varias patadas y oyó expresiones como "maricón de mierda" o "si es que no eres un hombre". Los hechos, según consta en la denuncia presentada ante la Guardia Civil, a la que ha tenido acceso Efe, tuvieron lugar la tarde del 17 de julio en el chiringuito y el denunciante sufrió lesiones de carácter leve.
En la denuncia, señala que el presunto agresor es un nuevo compañero de trabajo, que desde su llegada ha estado realizando todo tipo de comentarios homófobos hacia el denunciante y su pareja, a diferentes trabajadores del establecimiento, e incluso al responsable del local.
La presunta agresión se produjo después de que el denunciado creyera oír a la pareja del denunciante, que se encontraba hablando con un camarero, un comentario despectivo hacia su persona, por lo que se encaró con él. El denunciante intervino para intentar separar a los dos y el agresor "se revolvió dándole un puñetazo en el ojo, nariz y boca, hasta tirarlo al suelo, momento en que el aprovechó para propinarle una serie de patadas en el pecho, hasta que lo detuvieron dos compañeros", consta en la denuncia.
Por último, refiere el denunciante que el agresor no paraba de insultarles tanto a él como a su pareja, diciéndoles expresiones como "maricón de mierda", "¡si es que no eres un hombre!" o "¡estas son las cosas que pasan por contratar a maricones como estos!.
En declaraciones a Efe, Santos se ha referido a lo ocurrido y ha asegurado que "un momento así nadie se lo espera, yo nunca pensé que me iba a pasar algo así" y ha querido agradecer al cocinero del chiringuito que interviniera y lo sujetara para que cesara en la agresión ya que "si no lo hubiera hecho, golpeándome como lo estaba haciendo podría hasta haberme matado".
Ha indicado que ya se encuentra más recuperado y se puede mover algo más, aunque sigue teniendo dolores en buena parte de su cuerpo; y que "poco a poco" el miedo va desapareciendo: "Los dos días posteriores a la agresión estuve muy aterrado e inseguro, pero todo el apoyo que he recibido de la gente me ha dado fuerza y creo que no debo callarme, que no debo dejar que nos pisen así, las leyes tienen que cambiar porque nos están matando y eso no puede ser en el siglo en que vivimos".
Asimismo, ha explicado que el presunto agresor sigue trabajando en el chiringuito y que ha recibido una llamada de su jefe: "Me dijo que si no quitaba la denuncia no iba a tener trabajo, me estaba coaccionando para que quitara la denuncia", algo que no ha hecho.
Por último, Santos ha pedido a la gente "que no tenga ese odio" y a aquellos que puedan ser objeto de una agresión como la que él ha sufrido los ha llamado a que denuncien porque "no podemos vivir callados".
Por su parte, un vecino de la localidad, José María Fuentes, ha relatado que lo sucedido es fruto de una situación que permiten los propios dueños del chiringuito: "Esto tenía que explotar; conozco al agredido, al chiringuito y a la gente que lo regenta y el trato que se le ha dado siempre a este chico ha sido completamente vejatorio, el jefe es el primero que lo llama maricón".
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