Andalucía

Alarma en el PSOE andaluz ante la desmovilización de sus alcaldes

Espadas tenía puestas todas sus expectativas en el municipalismo para tensionar la campaña y movilizar el voto, sin embargo los regidores no están activados, dado el desgaste de la marca Sánchez

"¿Dónde están los alcaldes?". Esta pregunta es recurrente en el seno del PSOE andaluz ante la desmovilización detectada que afecta a lo que, hasta ahora, el candidato Juan Espadas consideraba su "bastión", que no es otro que el municipalismo. A falta de pocas horas para el inicio de la campaña electoral la alarma ha saltado entre cuadros y dirigentes del socialismo sureño. Ven que sus regidores y ediles no están arrimando el hombro a la candidatura de quien se autoproclamó como quien iba a ser "el presidente de los alcaldes", en caso de desbancar a Juanma Moreno de la presidencia de la Junta el próximo 19 de junio.

Diversas fuentes socialistas, consultadas por Vozpópuli, coinciden al afirmar que el principal motivo que habría que buscar, como causa de la citada desmovilización, apunta a que los alcaldes de esta formación política no quieren implicarse en demasía, por temor a verse salpicados con votos de castigo en las próximas municipales de 2023. Lo anterior va unido al desgaste que acarrea Pedro Sánchez y que puede pasar factura a los regidores que se someterán a examen a la vuelta de la esquina.

"Pedro Sánchez en lugar de sumar resta, lo que no se entiende es que Juan Espadas esté todo el día glosando las bondades del Gobierno central, en lugar de tratar de erosionar a Moreno Bonilla", argumenta un veterano dirigente del PSOE-A. Y es que el exalcalde de Sevilla ha hipotecado su destino al de Sánchez de tal manera que convierte sus intervenciones diarias en una loa constante a logros y proyectos conseguidos por el inquilino de La Moncloa.

"Nuestros votantes no están movilizados, pero si ni siquiera lo están nuestros alcaldes, vamos al desastre", opina otro cargo consultado. La potente maquinaria electoral de la que siempre ha presumido el PSOE andaluz parece desvanecerse ahora, precisamente al estar desarbolada su columna vertebral: casi 500 municipios donde gobierna el PSOE de las 700 alcaldías existentes e esta comunidad.

Un alcalde socialista andaluz ha sido siempre el eje vertebrador para canalizar el voto en su municipio en cada elección celebrada hasta ahora en esta comunidad, ya fueran autonómicas, generales, europeas y por supuesto municipales. Ahora la situación ha cambiado. Las agrupaciones y casas del pueblo del PSOE-A, repartidas por esta autonomía de 8,5 millones de habitantes no laten igual, no tienen el pulso de antaño. El problema principal es que el socialismo andaluz aún continúa en una especie de terapia de diván, tras perder el gobierno de la Junta en 2018. Susana Díaz fue la lista más votada pero no pudo gobernar.

Es célebre una frase del otrora todopoderoso Gaspar Zarrías, vicepresidente y consejero de gobiernos andaluces, (hoy condenado en el 'caso ERE') cuando decía que "las elecciones no las gana el partido, las gana la Junta". Ahora, cuarenta años después de celebrarse los primeros comicios ganados por el PSOE esta federación, la más potente y numerosa de España, afronta la cita con las urnas por primera vez desde la oposición y sin Canal Sur Televisión. Su altavoz de propaganda durante décadas.

Las voces críticas socialistas que hablan en privado acerca de esta desmovilización de alcaldes son tanto partidarios de Espadas, en las primarias que le auparon a la secretaría general, como fieles a Susana Díaz en lo que se llamó el 'susanismo', ahora desaparecido. Todos coinciden en el análisis y también en que a día de hoy "no hay bandos enfrentados". Sostienen que Espadas tiene un partido "unido" en el que "no hay banderías", pero, por el momento, no ha logrado conectar con los alcaldes para "meter tensión en nuestro electorado".

Las encuestas también juegan un papel relevante en la situación de desánimo que viven muchos alcaldes. Piensan que para qué implicarse en demasía en algo que les puede pasar factura en 2023, cuando les llegue el turno de someterse al escrutinio de sus conciudadanos.

El 'ticket' electoral que forman ya Espadas y Sánchez, con una fuerte presencia del presidente y sus ministros (hasta ocho en el último acto) va unido a una ola de rechazo nacional por situaciones que, difícilmente, pueden ser aceptadas por gran parte del electorado socialdemócrata andaluz. Tal es el caso de las alianzas, acuerdos e hipotecas no ya con Podemos, sino con nacionalistas, independentistas y proetarras de EH-Bildu. Es en ese descontento, precisamente, donde 'pesca' votos Juanma Moreno.

"Vamos a estar en una horquilla de entre 30 y 33, pero con menos votos, porcentaje y participación que en 2018, con Susana Díaz de cabeza de cartel", apunta otra fuente socialista que ostentó altas responsabilidades en la Junta de Andalucía. Cree que Espadas no bajará de 30 escaños en el peor de los casos (serían tres menos que la expresidenta). Pero el gran problema del que es ahora líder del socialismo andaluz, apunta esta fuente, puede venir después "en las municipales de 2023".

Si el PSOE andaluz pierde numerosos municipios donde gobierna y éstos van a manos del PP Espadas puede tener un "grave problema y crisis de liderazgo", más allá de que él siempre se haya dicho que el suyo es un proyecto "a ocho años" de plazo. Fueron los mismos años que le dieron en Génova a Juanma Moreno y a las segundas elecciones que se presentó logró ser presidente –con el peor resultado del PP-A en su historia– tras un pacto a tres con Cs (aliado de gobierno) y Vox como socio de investidura.

Otros factores que influyen en la coordinación interna del PSOE andaluz, que no es una balsa de aceite, apuntan a las malas relaciones que mantienen el secretario de Organización y mano derecha de Espadas, Noel Rodríguez, con la portavoz parlamentaria y vicesecretaria, Ángeles Férriz, cabeza de lista por Jaén. La enemistad es manifiesta entre ambos y la parlamentaria ha sido apartado de la toma de determinadas decisiones de campaña. A ello se suma la dimisión de dos coordinadores: el de Organización y el de redes sociales.

Con la desmovilización de alcaldes detectada por el propio PSOE andaluz es evidente que Espadas no afronta en el mejor momento la que es considerada "batalla de todas las batallas" en clave de campaña, tanto por socialistas como populares. Se trata de la pugna entre ambos partidos por disputarse el voto urbano de 29 grandes municipios andaluces, con especial afán por el centro izquierda en el PP. Son aquellos que tienen más de 50.000 habitantes, entre los que se incluyen las ocho capitales de provincia. Es allí, en esta casi treintena de ciudades donde el candidato socialista repetía que "vamos a poner toda la infantería de marina".

Los sondeos vaticinan que el Partido Popular tiene la victoria asegurada en siete de la ocho provincias y roza el primer puesto en Sevilla. Si finalmente esta provincia cae sería "una tragedia para el PSOE andaluz", apunta otro cargo socialista en alusión a la circunscripción por donde se presenta Espadas. Y es que el PP nunca ha ganado allí en ninguna elección de cualquier índole.

Es en las provincias más orientales, como Almería, donde Espadas tiene su gran caballo de batalla. Allí Vox podría incluso superar a los socialistas como segunda fuerza. A esta problemática se le suma el bajo índice de conocimiento del candidato cuando se aleja de las provincias occidentales (Sevilla, Córdoba, Cádiz y Huelva) para adentrarse en la ya mencionada, sumada a Málaga, Granada y Jaén.

Según ha podido saber este medio digital Espadas ha elegido Jaén para arrancar la campaña electoral. Una plaza donde el PSOE necesita autoreafirmarse y que ha sido siempre uno de sus grandes bastiones. El viernes recorrerá la provincia de Sevilla y ya el sábado partirá hacia Almería, donde el domingo tiene previsto un mitin en la localidad de Cuevas del Almanzora.

A todos los elementos relatados sobre la falta de implicación de los alcaldes se suma también que Espadas pretendía combatir el voto a Vox en zonas rurales precisamente con la movilización de primeros ediles de éste tipo de localidades. La paradoja es, como ya apuntan las encuestas, que los nietos de quienes han votado siempre a la marca PSOE ahora se han pasado a la formación de Santiago Abascal. Así pues, el problema es doble para los socialistas en la Andalucía del interior: voto a Vox de agricultores y ganadores descontentos, además de cazadores, sumado a votantes de entre 18 y 24 años.

La falta de capacidad para movilizar a 400.000 votantes socialistas

Gran parte de las esperanzas de Espadas para movilizar a los 400.000 votantes socialistas que se abstuvieron en 2018 estaban puestas en los alcaldes. Ahora, con este grado de desmovilización detectado, más que un reto parece una heroicidad. Los últimos datos del llamado 'Cis andaluz' pero, sobre todo, los recogidos por una encuesta para medios del Grupo Prisa, han detectado que el candidato del PSOE-A sólo fideliza al 52% de votantes que tuvo Susana Díaz hace casi cuatro años. A ello se suma que Moreno Bonilla está en disposición de captar cerca de 1000.000 votantes que cogieron la papeleta del puño y la rosa en 2018.

La expresidenta de la Junta logró aquel domingo 2 de noviembre, el día que cayó el llamado 'régimen andaluz', 1.009.243 votos. Ahora Espadas sólo retendría poco más de medio millón. Este es el auténtico drama para el PSOE andaluz, un partido que contempla cómo su otrora baronesa observa los toros desde su barrera privilegiada, como senadora por designación autonómica: "a mí que no me metan en líos", aseguran fieles a Díaz que ha comentado cuando se ha hablado de la posibilidad de que participara en la campaña. La realidad es que Espadas no se lo ha pedido. Mejor para ella porque así no formará parte del derrumbe vaticinado.

Otro elemento, no menos preocupante para las bases socialistas andaluzas, es el control absoluto que ejerce Ferraz al "teledirigir la campaña de Espadas desde allí". Tanto es así que la precampaña socialista no ha podido empezar peor, al trasladar al llamado "afán recaudatorio" de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a argumentario del candidato. Al aspirante a entrar en San Telmo no se le ha ocurrido una idea mejor que anunciar una subida de impuestos en Andalucía, especialmente el sucesiones y donaciones. Es una de las rebajas fiscales más importantes y de la que ha hecho bandera Juanma Moreno, junto a Ciudadanos.

En el marco de esta "monitorización" desde Madrid de la campaña de Espadas, al estilo de lo que ocurrió con Gabilondo, no son pocos los socialistas que ven a un Juan Espadas desdibujado y forzado a una radicalidad que "no parece él", apunta también un experto en campañas consultado. A pesar de que está asumido que el discurso del "miedo a la ultraderecha" no funciona –ya le fue mal a Susana Díaz en 2018– Ferraz y el PSOE andaluz siguen erre que erre con Vox, un partido totalmente normalizado en la sociedad andaluza, no sólo tras convertirse en socio de legislatura de PP y Cs, sino por haber tocado poder en Castilla y León.

Tampoco parece muy acertado, en la estrategia de Ferraz asumida por Espadas, haber protagonizado la campaña junto a Sánchez hablando de la corrupción del PP, obviando la del PSOE andaluz, sin ningún atisbo a la más mínima autocrítica.

El único consuelo que puede tener ahora mismo Espadas –ni siquiera logra ser visto como dique de contención de la izquierda frente a Vox– es que el importante trasvase que recibe de la antigua Adelante Andalucía de 2018 (la suma de Podemos e Izquierda Unida) un 22%, provoca que esté mantenido el suelo de los 33 escaños logrados por Susana Díaz en 2018.  El responsable de Hamalgama Métrica, José Ramón Lorente, ya cifró en "más de 100.000 votantes" el flujo que ahora recibiría Espadas, un candidato moderado, de antiguos electores de la izquierda radical, ahora partida en dos entre la marca Por Andalucía y el nuevo Adelante Andalucía de la anticapitalista y nacionalista andaluza Teresa Rodríguez.

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