Es un agujero negro de riqueza y oportunidades. El norte de Granada y Cazorla y Sierra de Segura en Jaén tienen la mayor concentración de habitantes con las menores rentas de España. Esto se traduce en que, durante varios meses al año, es una región fantasma en la que la población en edad de trabajar no está.
“Apenas entran unas personas por la mañana”, explica Magdalena, una de las pocas vecinas locales jóvenes que puede vivir a lo largo de todo el año en Huesa (Jaén). “Yo no me quiero mudar, este es mi pueblo”, el trabajo que la ata a su tierra es el de dependienta en la panadería local. Allí, las barras de pan cuestan 0.80€. “Aquí solo ves gente en Semana Santa o Navidad, es nuestra temporada alta”, cuenta resignada.
Huesa (Jaén) es la localidad de menor renta por habitante en España. Sus 2.434 habitantes asumen esta realidad. “En este pueblo vivimos de la maleta”, cuenta Francisco que, gracias al nacimiento de su primer hijo en la localidad, es una esperanzadora anomalía ante la continua pérdida de población.
Francisco trabaja en el Hotel Restaurante Sierra De Huesa. El día a día allí es tranquilo, solo los fines de semana hay mucha actividad por ser un pueblo de paso. Viven del turismo rural que pasa por Huesa camino a la Sierra de Cazorla. Una cerveza con la pertinente tapa que define a esta región cuesta 2 euros y una habitación individual en torno a 30 euros. Sin embargo, hay pocos vecinos locales a diario.
En las calles de la localidad, básicamente hay trabajadores jubilados. “Faltan oportunidades y falta compromiso de la administración autonómica y estatal”, denuncia el alcalde de Huesa, Ángel Padilla (PSOE). El municipio mantiene a duras penas su colegio y su instituto. La sombra de la despoblación amenaza.
El alcalde asume la cruda realidad: “Somos débiles, no tenemos un tejido real más allá del olivar. Llevamos 4 años con sequías, eso implica que hay menos trabajo, menos dinero y más gente haciendo maletas para trabajar fuera”. Los principales destinos son La Rioja y el norte y, sobre todo, Francia.
Una región que se resiste al abandono
“Somos los últimos, pero es que somo muchos los pueblos que estamos en el vagón de cola de la renta con diferencias de apenas 100 euros: la respuesta a eso es inversión”, reflexiona el alcalde, que no duda en pedir atención al ministerio de Transportes pero, sobre todo a la Junta de Andalucía, ya que les confieren muchas competencias locales, pero sin dotar financiación, poniendo como ejemplo los protocolos contra el virus del Nilo, “nosotros no tenemos medios para fumigar, nos mandan un protocolo de actuación, pero no dinero”, denuncia.
También hay alusiones al Gobierno, desde este pueblo que se resiste a ser calificado como “Andalucía vaciada”. Hace dos semanas acudieron al Ministerio de Transportes para que las estaciones de trenes de la zona que ya existen (la de Jódar, Los Propios y Huesa) vuelvan a tener actividad en trenes de media distancia. No hay nada concreto al respecto.
También reivindica que se rompa el círculo vicioso de la despoblación a través de inversiones en la carretera A-315. De otra manera, la localidad quedará condenada al envejecimiento. “Ya tenemos más jubilaciones que nacimientos”, suspira Padilla.
Para que el gentilicio de los hueseños no sea un eco del pasado piden mejores conexiones y dan gracias a la inmigración. De manera estable, fuentes del Ayuntamiento calculan que un diez por ciento de los residentes que viven en Huesa todo el año son extranjeros. Un porcentaje que se dobla estacionalmente en la recolecta del olivo.
Pero Huesa es un pueblo emisor de emigrantes. La vendimia gala ofrece cerca de 13 euros de ganancias más gastos para los temporeros. El olivo que hay en sus tierras ofrece unos 10 euros a la hora. Las oportunidades se multiplican saliendo del pueblo. La renta media de Huesa es de 13.658 euros de media. De las 20 localidades cuyos habitantes perciben rentas más bajas, 15 están en Andalucía, y de ellas, cinco en la provincia de Jaén, y seis en la de Granada.
Junto a Huesa están Guadahortuna (Granada), Pedro Martínez Granada), Montizón (Jaén), Colomera (Granada) y Sorihuela del Guadalimar. El área coincide y también el diagnóstico: son extremadamente dependientes del monocultivo del olivar. Es un rincón de España condenado a la nada.
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