Andalucía

El camello del 'chófer de la coca’ no entendía que hacía en Vitalia ya que su misión era suministrar droga

Un vecino de Cazalla de la Sierra que responde a las iniciales G.M.P, era el que se encargaba de suministrar la cocaína a Trujillo y Guerrero y fue colocado en Vitalia por este último a pesar de que era cocinero

La segunda sesión del juicio de los ERE, la pieza separada sobre las ayudas que recibió el chófer del ex director general de Trabajo Francisco Javier Guerrero, ha tenido en la mañana de este miércoles a un protagonista muy peculiar. El testigo, que fue colocado por Guerrero en Vitalia, la empresa que gestionaba las prejubilaciones en empresas favorecidas por la Junta de Andalucía y que era encargado de suministrarles la droga. "Yo era adicto a la cocaína, en alguna ocasión la había consumido con Guerrero y él me metió en Vitalia. "Yo no tenía ni idea de qué era ese grupo, yo era cocinero", ha empezado diciendo G.M.P. El vecino de Cazalla de la Sierra asegura que permaneció en Vitalia “un año y pico” y conocía al director general "desde pequeñito" porque uno era de El Pedroso y otro, de Cazalla. Y fue en ese contexto cuando recibió una llamada de Trujillo, "de parte de Guerrero", para preguntarle "dónde podía comprar cocaína”.
El testigo ha asegurado en sala que ante la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla ha detallado que Trujillo le pagaba "en billetes de 500 euros" y que una vez incluso le propuso que fuese a comprar material "a Sudamérica”. Finalmente asegura que no realizo ese viaje. Sin embargo, asegura que el Chófer del ex director general de Trabajo, "Una vez me dijo que si podía llevarle diez gramos a una fiesta en el hotel Alfonso XIII, pero yo no tenía dinero para tanta droga. Recuerdo perfectamente las tres veces que le llevé droga”.
G.M.P. parecía dispuesto a desgranar una a una todas esas ocasiones. Sin embargo, no ha llegado a ser cuestionado por ello. No obstante, sí ha aclarado que quien se lo solicitaba era Trujillo, no su jefe. "Guerrero nunca me dijo 'compra'. Que tú, como drogadicto, veas que él ha tomado… yo ahí no juzgo", ha indicado. El testigo también ha revelado que el chófer del alto cargo "pagaba en billetes de 500 euros" y que en una ocasión fue más allá: "Me ofreció dinero hasta para ir a comprar droga a Sudamérica”. En cuanto a sus tareas en Vitalia, el testigo tampoco se ha andado con rodeos. "Yo allí hacía el tonto, yo no tenía ni idea del trabajo ese. Algo raro había, porque no era normal meter a un tío que no entendía nada de nada de nada de nada de aquello", ha respondido. "Tonto no soy, yo veía que ahí metía Guerrero a gente de los ERE", ha añadido.

El policía que registró la casa del Chófer

En esta segunda sesión también ha comparecido ante el tribunal de la Sección Primera el policía que registró el domicilio de Trujillo, el chófer de Guerrero, en Andújar (Jaén) durante la investigación del caso ERE. Fue el 15 de diciembre de 2011. Lo primero que llamó la atención del agente es que cuando le abrió la puerta, "este señor apagó un portátil que tenía encima de una mesa". Luego fue intervenido, junto con otros dos ordenadores y distintos soportes informáticos, aunque no ha dado más detalles de su contenido.
Lo más relevante desde la perspectiva de la macrocausa, en todo caso, es que Trujillo fue directo al grano cuando le informaron de que buscaban la documentación relacionada con las ayudas de 900.000 euros que le había concedido la Dirección General de Trabajo para dos empresas a su nombre. "Este señor dijo que no funcionaba así, que Guerrero rellenaba dos folios y ya está. Y de golpe y porrazo dijo que estaba dispuesto a contarlo todo", ha narrado el policía, que ha declarado por videconferencia desde Jaén.
Su investigación no se extendió mucho más, ya que el caso fue asumido por el Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla, en manos entonces de Mercedes Alaya, y la magistrada lo instó a cesar en sus diligencias. En todo caso, el testigo ha insistido en que el chófer del alto cargo les reiteró "que Guerrero era su jefe y que no había expediente, que rellenaban uno o dos folios y así se arreglaba el pago”. Ante la jueza Alaya, la declaración de Trujillo, chófer de Guerrero, fue muy completa, ya que aseguraba que tenía miedo de ser ‘cabeza de turco’ de toda la trama.

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