El cambio climático y los regadíos harán desaparecer Doñana. Así lo revela un nuevo estudio de la Universidad de Sevilla (US) que ha analizado el subsuelo y las reservas hídricas de la considerada mayor joya ambiental de la península Ibérica. La investigación confirma la alarmante reducción de la superficie inundable y alteraciones de los sedimentos. 

Este nuevo informe señala concretamente la aceleración en la degradación de la biodiversidad y el equilibrio ecológico, lo que se ha detectado gracias al uso de análisis con técnicas geomáticas de última generación, como emisiones de láser al subsuelo o análisis de patrones climáticos con Big Data y algoritmos evolutivos. En el peor de los casos, las marismas desaparecerán completamente en cuatro décadas.
El análisis de la evolución del subsuelo y los sedimentos de las marismas inundables de Doñana han comprendido el periodo de 2009 y 2020. Los responsables del estudio de la US, José Lázaro Amaro y Emilio Ramírez, han tratado la profundidad de la zona inundable con el análisis de cerca de 800 imágenes satelitales. 

Emilio Ramírez detalla a Vozpópuli que eran conscientes del agotamiento hídrico de Doñana, “pero, en cualquier caso, no podíamos imaginar una reducción tan drástica” del estado de salud de los acuíferos. Doñana es una marisma Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y, además, ha sido uno de los principales campos de batalla entre la Junta de Andalucía y el Estado. Batalla que, por el momento, está aparcada. 

“Los responsables de esta situación son, por un lado, el alza de las temperaturas y la sequía. Pero, a partes casi iguales, en un 45% la explotación del acuífero tiene la culpa de esta degradación”, señala Ramírez, que exige más controles sobre las actividades agrarias en el entorno de Doñana. 

Doñana, la punta del iceberg

Las marismas de Doñana son solo la parte visible de un complejo sistema de masas hídricas que se conectan en el subsuelo. Este análisis ha medido, por primera vez, la profundidad de esos acuíferos y sus procesos de recarga. Las marismas son uno de los pocos hábitats hídricos que se llenan con el agua que proviene del subsuelo, y no directamente de las precipitaciones. 

Las tecnologías usadas en la investigación escrutan el comportamiento de los sedimentos y el flujo de agua. Confirman la disminución significativa de agua y la capacidad de rehidratarse. Ramírez explica cómo la sequía y la pérdida de lámina de agua en la superficie permite el desarrollo de vegetación y arbustos que, en confluencia con las dunas, taponan el abastecimiento de agua del subsuelo a la superficie donde se ha venido desarrollando un hábitat único. 

Los cálculos matemáticos vía big data permiten definir que las marismas podrían desaparecer en un periodo que oscila entre los 42 y 189 años. Eso implica la desaparición de la flora y fauna que habita Doñana. Por ello, recalcan los investigadores, son necesarias más medidas, ya que “es evidente que la reducción de la superficie inundada continuará evolucionando a peor”, lo que implica el colapso ecológico en una de las áreas más ricas en biodiversidad de Europa. 

El equilibrio entre la salud medioambiental y la actividad económica de la agricultura que bebe del mismo acuífero sobre el que se erige el humedal fue objeto del enfrentamiento entre Moreno Bonilla y Teresa Ribera hasta noviembre de 2023. La Junta quería normalizar hectáreas de regadío ilegales y el MITECO exigía la paralización de la extracción de agua. Finalmente, se llegó a una histórica paz entre administraciones que redunda en recursos económicos para las poblaciones del entorno del Parque Nacional, especialmente dependientes de la agricultura de regadío. 

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