"Yo les pido a los andaluces que me presten su confianza en el momento en que nos citamos con la historia". La trascendencia de sus palabras ofrece una idea de lo que se juega el actual presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, el domingo 19 de junio. El préstamo que reclama el gobernante centrista está dirigido a aquellos votantes moderados de centro izquierda, en su práctica totalidad del PSOE, que ven en él a un "dique de contención frente a Vox", en palabras del propio Moreno, empleadas en numerosas ocasiones.
Cuando se abran las urnas sólo estarán en juego dos opciones para quien lidera la nueva mayoría del centro derecha andaluz (si se descarta la mayoría absoluta que no es imposible) una vez que ha conseguido fagocitar a Ciudadanos: gobernar en solitario, con una abstención a su derecha que le niega Vox y que puede conseguir con mayor facilidad a su izquierda o, por el contrario, quedarse lejos de la mayoría absoluta (55) y tener que soportar a Vox y Macarena Olona, como vicepresidenta, en el despacho de al lado en San Telmo.
El candidato a la reelección por el Partido Popular ha cerrado la campaña este viernes en Sevilla en un primer acto, previo al segundo que protagoniza en Málaga, justo a la inversa de cómo arrancó hace dos semanas. Lo ha hecho ante menos de 1.000 personas, a orillas del Guadalquivir, justo enfrente de Triana. En la otra orilla, a modo de metáfora de lo mucho que separa a ambos partidos, celebraba Vox su cierre con Santiago Abascal como gran estrella, eclipsando a Olona. En esta ocasión, el presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, le ha querido dar todo el protagonismo a Moreno, tampoco estuvo junto a él en la apertura de campaña.
Con un calor sofocante en casi toda Andalucía el mayor enemigo de Moreno Bonilla no es el PSOE, ni Vox, sino las altas temperaturas y las playas. Ambos elementos pueden propiciar una abstención relevante de los votantes tradicionales del PP, pero también del PSOE y Vox, entre otros, como aseguró el presidente andaluz cuando dijo que "la playa es transversal y quita votos a todos los partidos". A lo anterior se suma el posible efecto desmovilizador que puedan tener las encuestas, dado el triunfalismo reinante.
Todos los sondeos otorgan al gobernante centrista una amplia mayoría que ronda la "mítica cifra de 55 escaños", expresión utilizada por quien aspira a captar a lo que ha llamado durante toda la campaña "una amplia mayoría social".
Con una campaña muy personalista, basada en la imagen de "Juanma presidente" y no en las siglas del PP, al más puro estilo Feijóo durante sus cuatro mayorías absolutas en Galicia, Moreno y los suyos se conjuran esta noche contra la abstención y, especialmente, contra el llamado "síndrome Arenas". De sobra es conocido que en marzo de 2012 todas las encuestas le daban mayoría absoluta, en incluso absolutísima a entonces candidato. Finalmente, el gran patrón del centro derecha anzaluz, aquel que centró el partido al tomar las riendas en 1994 y sacudir lo rancio, se quedó en 50 escaños. Un pacto del PSOE e IU le cerró el paso en una amarga victoria.
Una de las grandes batallas que se dilucidarán el domingo es si el PP, como es previsible, derrota por primera vez a la hasta ahora poderosa maquinaria del PSOE en la provincia de Sevilla en unos comicios, sean del tipo que sean. Todo apunta a que la 'arenista' Patricia del Pozo, actual consejera de Cultura de la Junta, será la vencedora en esta pugna provincial con el propio candidato socialista, Juan Espadas, exalcalde de la capital hispalense y que encabeza esta lista.
El vicepresidente andaluz, Juan Marín, lidera la candidatura de Ciudadanos y aspira a sobrevivir con su acta. La proyección de voto favorable al PP andaluz es tal que la demoscopia vaticina que Del Pozo lograría sola más votos que la suma de Espadas y Marín juntos.
La otra batalla de la noche del 19 de junio la disputará el PP en la provincia de Jaén. Allí, donde nunca han ganado unas autonómicas, tienen el primer puesto asegurado y se disputan un escaño con la plataforma independiente Jaén Merece Más, según han asegurado a Vozpópuli fuentes populares.
La doble victoria de los de Moreno Bonilla en ambas provincias, sumada a las otras seis, augura incluso una hipotética y no remota mayoría absoluta del Partido Popular en toda Andalucía (hay en juego 109 escaños).
El acto celebrado en Sevilla ha contado con la presencia del mencionado Javier Arenas, presidente de honor del PP-A, el exalcalde hispalense y exministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, así como la exministra de Empleo con Rajoy, Fátima Báñez, a la que Moreno se ha referido como "la mejor" en dicha cartera, a pesar de haber sido ostentada también por Arenas, a quien no ha mencionado en ningún momento, al contrario que a Zoido. Todo muy llamativo, si se tiene en cuenta que el único candidato de este partido en Andalucía que ha logrado derrotar al PSOE es precisamente el ahora senador por designación autonómica y presidente de honor del PP-A.
“La única opción que no podemos perder es ir todos absolutamente todos a votar, no perder un solo voto, nos jugamos nuestro futuro, nuestro porvenir y no estamos para bromas", ha insistido Moreno a orillas del río que atraviesa Sevilla y en medio de saludos de los navegantes que a esa hora le contemplaban también desde sus embarcaciones.
Otro llamamiento del candidato a la reelección ha consistido en pedirles a los andaluces que "sean egoístas, piensen en ellos mismos y defiendan la fórmula política que más les pueda interesar a ellos, sus hijos y sus nietos". La elección que les ha ofrecido consiste, según ha dicho, en un gobierno como el actual "eficaz y probado en los peores tiempos de la pandemia, o bien un experimento", en alusión a Vox, partido del que ha criticado durante toda la campaña, al igual que Feijóo, su "falta de experiencia y de gestión para gobernar".
La tercera opción que ha puesto sobre la mesa Moreno, en contraposición a su proyecto político, moderado, centrado y andalucista, es "volver al pasado", con "siete partidos". Se trata de la suma del PSOE unido a las dos coalición de la extrema izquierda. El presidente de la Junta ha jugado también durante toda la campaña con la posibilidad de que no votarle a él equivalía a que gobernara la izquierda. Una clara maniobra para ningunear a Vox, porque pase lo que pase el domingo, incluido un resultado al 'estilo Mañueco' en el peor de los casos, los votos de la derecha populista van a estar siempre disponibles para que no haya otra opción a la izquierda que pueda gobernar.
A partir del lunes, en función del resultado que arrojen las urnas, la izquierda tendrá que abrir un debate interno para darle la abstención a Moreno para su investidura, si se tiene en cuenta que Olona le dejó claro en el segundo debate televisivo "no le vamos a dar nuestros votos para su investidura aunque sólo le faltase un escaño". Así pues, la posición de Santiago Abascal es entrar en gobierno sí o sí. No obstante, la preocupación sobre la posibilidad de quedar en la irrelevancia se ha evidenciado este viernes, cuando este partido ha difundido un comunicado en el que denunciaba que "toda la izquierda" tenía negociado aislarles para que su voto no tenga ningún poder decisorio a la hora de investir a Moreno.
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