Andalucía

Juanma Moreno se aleja del 13-F y el adelanto electoral se esfuma en Andalucía

"No habrá segunda vuelta en Andalucía". Con esta frase ilustran fuentes del círculo más cercano al presidente de la Junta, Juanma Moreno, la voluntad del gobernante del Partido Popular de

"No habrá segunda vuelta en Andalucía". Con esta frase ilustran fuentes del círculo más cercano al presidente de la Junta, Juanma Moreno, la voluntad del gobernante del Partido Popular de alejarse al máximo posible de un escenario de elecciones a corto plazo como continuidad a los comicios celebrados en Castilla y León, donde Mañueco ha pasado de tener a Ciudadanos como socio de gobierno a la más que posible entrada de Vox en el gabinete, una pesadilla para el considerado barón moderado andaluz.

Desde el palacio de San Telmo, sede de la presidencia en Sevilla, aseguran a Vozpópuli lo siguiente: "seguimos con nuestra hoja de ruta, agotar la legislatura". Se trata de un argumento siempre defendido en público por el Gobierno andaluz, tanto desde el PP como por parte de Ciudadanos.

Moreno ha visto desde la gran distancia que supone estar en Dubái, por visita oficial, lo que le ha ocurrido a su compañero de filas, Alfonso Fernández Mañueco. Resulta inevitable recordar aquellas apelaciones del presidente andaluz, durante la precampaña castellanoleonesa, para que los suyos le ayudasen porque sería el "siguiente" a la hora de convocar: "¡Por Dios, por Dios, sacad un buen resultado que yo voy después!", les dijo en León durante una mesa redonda de presidentes autonómicos.

Después, ya en el día que arrancaba oficialmente la campaña, Moreno volvía a insistir en Salamanca sobre la necesidad de obtener una "mayoría suficiente" para no encontrarse él con una "sorpresa" el 13 de febrero, como finalmente ha sido, porque los 31 escaños logrados por el PP de Mañueco, muy alejados de los 41 de la mayoría absoluta, son completamente insuficientes para conjurar el 'fantasma' de Vox que ha perseguido a los populares durante esta campaña, tanto en Castilla y León como en Andalucía.

Como ya dejó claro Moreno antes de Navidad en Canal Sur Televisión sus dos opciones para celebrar elecciones serían "junio u octubre". Más allá de los deseos de Génova para un adelanto que contribuyera, con buenos resultados, a allanar el camino de Casado a La Moncloa –algo a lo que sí sucumbió Fernández Mañueco– el gobernante andaluz ha mantenido siempre, contra viento y marea, su empeño de apurar al máximo el presente mandato. En su brújula está el hecho de 'vender' gestión a toda costa, tras 37 años de gobiernos del PSOE, así como aprovechar la recuperación postpandemia, con el reparto de los fondos 'Next Generation' en el horizonte.

Cuando todo parecía presagiar que Andalucía celebraría elecciones en primavera, tras la Semana Santa y la Feria de Abril, que este año cae en mayo, lo sucedido en Castilla y León ha hecho variar el rumbo que Moreno –sin injerencias externas– se había marcado a sí mismo. Y es que afrontar una campaña electoral a corto plazo con toda la izquierda azuzando el miedo a Vox por un posible gobierno de coalición con Mañueco es lo último que le interesa al PP andaluz, según reconocen desde el seno de esta formación.

Desde el entorno del presidente de la Junta también inciden en que no se pueden establecer comparaciones entre Castilla y León y Andalucía. La primera comunidad, recalcan, ha estado gobernada durante más de 30 años por el PP, de forma ininterrumpida, con el lógico desgaste para el partido gobernante. En la segunda, fue el PSOE el que rigió sus destinos 37 años y ahora hay un presidente de centroderecha por primera vez, muy bien posicionado en las encuestas así como en valoración personal y de gestión. Si bien admiten que la sanidad, más concretamente la atención primaria, es su único talón de Aquiles actual, como les ocurre a otros presidentes.

El único inconveniente que Moreno Bonilla tendría en su camino si, finalmente, optara por llevar las elecciones al mes de octubre, o todo lo más a noviembre, aunque algunos ya hablan de la posibilidad de diciembre, sería que su consejero de Hacienda, Juan Bravo, siempre ha sido proclive a elegir el mes de junio para las urnas: "nos permitiría llegar con presupuesto para 2023", tal y como viene repitiendo desde primeros de diciembre de 2021.

"Si las elecciones son en octubre o noviembre, nos llevaría a que el presupuesto, como pronto, no estaría antes de marzo de 2023", dijo Bravo a finales del año pasado, tras apuntar que "ahí el que manda es el presidente".

El titular de Hacienda precisó entonces que "un año y medio casi" con presupuestos prorrogados "no sería bueno para la comunidad", especialmente en lo que a la gestión de fondos europeos refiere. En este punto, recordó que "en 2023 es cuando acaba el marco 14-20".

En base a todo lo antrerior, para Bravo celebrar comicios a finales de 2022 plantearía "muchos inconvenientes" desde el punto de vista de su departamento, más allá de lo que pueda decidir Moreno Bonilla "que es el que tiene que fijar en qué momento cree que es el mejor momento para convocar las elecciones", reiteró después en una entrevista con Europa Press el 30 de diciembre.

El posible obstáculo del "bloqueo" parlamentario

Al margen de la llamada "hoja de ruta" de Moreno y los suyos para estirar la legislatura, hay un obstáculo que puede surgir en el camino. Se llama "bloqueo parlamentario" de PSOE y Vox, pero no lo hay en la actualidad. Fue el principal argumento esgrimido por el presidente de la Junta para justificar un hipotético adelanto electoral y "no hacer perder ni un minuto más a los andaluces", si el Parlamento se convertía en un "callejón sin salida", algo que no ha ocurrido hasta ahora más allá de la "pinza PSOE-Vox" que tumbó el Presupuesto 2022 junto al resto de la izquierda radical.

Actualmente no hay relato para la llamada "pinza", porque el gobierno de centroderecha va sacando pleno a pleno su agenda, pactando a izquierda y derecha. Será a partir de los días 22 y 23 de febrero cuando el presidente de la Junta pueda, o no, tener excusas para un adelanto basado en que no le dejan gobernar. El PP andaluz da por descontado que contará con la oposición frontal de Vox, su antiguo socio prioritario de legislatura.

Cuestión bien distinta es la posición del PSOE andaluz, con un desconocido líder como Juan Espadas al frente, a quien le interesa que la legislatura sea lo más larga posible para que cuaje algo su proyecto de "renovación", frente al anterior de Susana Díaz.

El propio Espadas reconoce, no sin cierta exageración en el cálculo, que "a esta legislatura le queda un año", cuando realmente serían nueve meses al ser el domingo 27 de noviembre "el último hábil" para convocar elecciones en Andalucía, como repite hasta la saciedad el consejero de Presidencia, Elías Bendodo.

En lo que respecta a Ciudadanos, dentro de la debacle que supuso este domingo el resultado de la formación liberal, la de idea de Moreno Bonilla en cuanto a resistir sin convocar elecciones, no puede agradar más a su vicepresidente, Juan Marín. De hecho, el líder regional de Cs siempre ha mantenido una posición diametralmente opuesta al presidente, al no estar de acuerdo en que el posible bloqueo parlamentario de PSOE y Vox sea una excusa para disolver el Parlamento y llamar a las urnas.

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