Nada o muy poco sabemos del verdadero rostro de Cristo, y es que tal y como afirma Joan Taylor, autora del libro What Did Jesus Look Like? (¿Cómo se veía Jesús?) y profesora del Departamento de Teología y Estudios Religiosos del King’s College de Londres, Reino Unido, los evangelios no lo describen físicamente, no dicen si era alto o bajo, guapo o fuerte”. El diseñador brasileño Cícero Moraes, especialista en reconstrucción facial forense, comenta que “Jesús ciertamente era moreno, considerando la tez de personas de aquella región y, principalmente, analizando la fisonomía de hombres del desierto, gente que vive bajo el sol intenso”.
Otra cuestión a tener en cuenta es el pelo. En casi todas las obras, sobre todo de imaginería Jesus aparece con el pelo largo, sin embargo en uno de los libros de la Biblia, Corintios, el apóstol Pablo escribe que “es una deshonra para el hombre tener pelo largo”, por lo que Jesús no habría tenido cabello largo, como suele ser retratado. “Para el mundo romano, la apariencia aceptable para un hombre era que llevara la barba afeitada y el cabello corto. Aunque en la antigüedad, los filósofos probablemente se dejaban la barba larga”, afirma la historiadora Joan Taylor.
El profesor Leonardo Chevitarese por su parte cree que las primeras iconografías conocidas de Jesús, que datan del siglo III, lo muestran como un joven imberbe y de cabello corto.”Parecía más un joven filósofo, un profesor, que un dios barbudo”, detalla.
Sea como fuere la imagen de Cristo ha llegado a nuestros días como el arte ha querido, y los artistas que representaron a Cristo a lo largo de los siglos lo crearon a su modo. Por eso, la polémica obra del cartel de la Semana Santa de Sevilla está levantando tanto revuelo, y es que frente al Cristo de rasgos duros, ensangrentados, y varonil, se presenta en la obra de Salustiano Garcia un Cristo joven, con ningún rasgo de sufrimiento y extremadamente bello. Como ha dicho algún sevillano en estos días de polémica. “Si te mueres siendo el Gran Poder no resucitas siendo el hijo de Salustiano”. Pero ¿Cómo se ha representado el rostro de Cristo a lo largo de la historia?
El Cristo del Pantocrátor
El Cristo del Pantocrátor es un panel de madera pintada que data del siglo VI del Monasterio de Santa Catalina ubicado en Sinaí, Egipto. Esta pintura se considera uno de los iconos religiosos bizantinos más antiguos y es la obra más antigua conocida del estilo pantocrátor
Los cristianos comenzaron a representar visualmente a Jesús a finales de los años 300, una vez que ya no existía la amenaza de persecución. Estas primeras imágenes presentan a Jesús como una figura estoica sentada en un trono con un pergamino. En los años 600, Cristo Pantocrátor surgió como una simplificación de esa imagen temprana. El aspecto del Cristo Pantocrátor apenas ha cambiado en los últimos 1.500 años.
La última cena de Leonardo Da Vinci
Pintado a finales del siglo XV, Da Vinci pinta a Cristo con melena y tez blanca.
La transfiguración de Rafael
Se trata de un cuadro del siglo XVI. La Transfiguración se relaciona con historias sucesivas del Evangelio de Mateo. La parte superior de la pintura representa a Cristo elevado frente a nubes ondulantes e iluminadas, ya ambos lados de él están los profetas Elías y Moisés. En la parte inferior de la pintura, los Apóstoles están representados, tratando sin éxito, de librar al niño poseído de los demonios. La parte superior muestra a Cristo transfigurado, que parece estar realizando un milagro, curando al niño y liberándolo del mal. En él la imagen de Cristo también es con una larga melena y una frondosa barba.
El juicio final de Miguel Ángel
En la gran obra de Miguel Angel, Jesucristo aparece crucificado, con su característica melena en medio de todos los elementos apocalípticos y centrando la imagen del juicio final.
Cristo Cargando la Cruz - El Greco
El Greco transformó la imagen de Cristo agobiado y dolorido de la pesada cruz a uno que está tranquilo y listo para enfrentar su destino. La serenidad de Cristo ante su sacrificio invita al espectador a aceptar su propio destino en momentos de miedo y duda. Sin embargo, su melena y su barba le dan esa continuidad a la imagen representada en siglos anteriores
Cristo Crucificado - Diego Velázquez
Esta imagen del siglo XVII es lo que todos tenemos en el imaginario colectivo de un Cristo crucificado, pelo oscuro y largo, barba y rostro de dolor.
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