La lluviosa primavera de este 2024 comienza a parecer un recuerdo demasiado lejano. De nuevo, la sequía está a la vuelta de la esquina con las reservas de agua embalsada al 29,51% en Andalucía. Cádiz, Málaga y, sobre todo, Almería están en una situación crítica. En la provincia más oriental los embalses están en un alarmante 8%.
La Junta de Andalucía mantendrá las restricciones actuales, al menos hasta octubre. Será entonces cuando tenga lugar el nuevo comité de la sequía. Si no hay un milagro divino en forma de diluvio, todo apunta a un aumento de las restricciones al consumo. En provincias como Málaga o Almería la situación es alarmante.
Un día más, el muestreo de precipitaciones no revela precipitaciones previstas para esta semana. La comunidad ha perdido desde inicios de verano un cuarto del agua que tenía embalsada. La lluviosa primavera dejó los niveles en junio al 40,6 % de capacidad, pero las altas temperaturas y la sobrepoblación de la turística costa han rebajado el nivel del agua.
Así, las nuevas restricciones venideras de octubre se sumarán a las ya existentes que afectan sobre todo a Málaga y Almería, donde el llenado de piscinas, el riego de jardines está limitado o la actividad agraria ya cuenta con topes de consumo.
Desde la Junta, el consejero de Agua, Ramón Fernández-Pacheco apela a una actitud y un consumo responsables. Eso sí, asume que la situación venidera es "terrible" y "muy preocupante". La administración prepara el camino para nuevas restricciones mientras mira al cielo.
Un paisaje diferente
Los lugareños se acostumbran a un paisaje distinto en el que las masas de agua desaparecen, sustituidas por matorrales. La persistente sequía es una realidad ineludible. Las lluvias de primavera son, hoy por hoy, un mero maquillaje de una constante: las reservas de Cuevas de Almanzora en Almería o el mínimo histórico que ha alcanzado el pantano del Guadalhorce (Málaga) al 9,3 % de su capacidad, son el mejor ejemplo.
En Guadalhorce nadie recuerda algo así: desde que inició la serie estadística en 1997, nunca se había registrado un nivel tan bajo. Precisamente en 1997, cuando se solucionó la que hasta ahora era la mayor sequía vivida en el país, este mismo pantano alcanzó su máximo, con 130 hectómetros cúbicos de agua. Ahora apenas supera los 11 hectómetros.
Volverá la guerra del agua
La mayor crisis entre la Junta de Andalucía del PP y el Estado en los últimos años giró en torno a Doñana y a la guerra del agua. Los agricultores y regantes -incluidos los ilegales- exigían poder regularizar hectáreas de regadío, pero el agua no es suficiente.
La Junta defendió los intereses de los agricultores locales, llegando a enfrentarse con al Miteco y con Bruselas. Finalmente, la solución llegó con un acuerdo histórico con más millones e infraestructuras para la región. Pero si no llueve, las guerras del agua se multiplicarán a otras regiones.
La asociación de regantes Feragua se enfrenta ya al órgano estatal que gestiona la reserva hídrica, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) por el aumento del precio del agua de regadío. En regiones de Andalucía, denuncian, el agua será más cara que la que se vierte en, por ejemplo, las costosas desaladoras del Levante por una nueva subida del 45% del recurso para 2025. Según los regantes, esto se traduce en que el agua será el triple de cara en comparación al precio de hace una década con el que muchos establecieron sus inversiones. Toca mirar al cielo y rezar.
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