Sevilla se ha convertido en los último años en una ciudad que vive por y para el turismo. Y, cada vez más, comienza a vivir solo de los turistas. Sin industrias ni nuevas empresas que generen empleo más allá de restaurantes y ocio para todo el que visite la ciudad. Durante la pandemia, y los cierres perimetrales, los bares y restaurantes casi rogaban a los sevillanos que ocupasen sus terrazas, cuando todo volvió a la normalidad, los restaurantes ocuparon más calles y plazas, todo al servicio del turista y dando de lado a los sevillanos. Cada vez es menos frecuente poder sentarse a tomar unas cervezas sin que te aseguren que solo son mesas para comer, y que todo es con reserva. La capital andaluza está masificada, es casi una carrera de obstáculos pasear por la Avenida de la Constitución, junto a la Catedral. Tienes que sortear turistas con maletas, grupos dirigidos por un altavoz que explica las maravillas de la ciudad en el idioma que toque, excursiones de bicis y terrazas de bares, y si tienes suerte puede que también te pille una despedida de soltero y ya tienes el día hecho.
La ciudad se ha convertido en un parque temático pero de turismo 'low cost', aunque lejos de querer cobrar una 'tasa turística' se siguen expidiendo licencias de VFT (viviendas con fines turísticos) que están provocando que en el centro ya no queden sevillanos. Los ruidos a deshoras, el altísimo precio del alquiler y de compra que provocan este tipo de alojamientos condena a que el centro sea por y para el disfrute de los de fuera. Hace unos días, además, se conocía que hay zonas de Sevilla sobre saturadas de este tipo de viviendas. Un claro ejemplo, además del centro es el Barrio de Triana, entre el Casco Antiguo y Triana sobran más de 2.500 viviendas turísticas, según un estudio.
Sin el objetivo de regular todo esto, el Ayuntamiento de Sevilla ha presentado un proyecto para cerrar la emblemática Plaza de España y cobrar una entrada a los turistas, eso sí, sevillanos de la capital y la provincia estarían exentos de este pago. Y los sevillanos han inundado las redes pidiendo que solo quede en el proyecto. Y es que uno de los motivos que alegan desde el Ayuntamiento es la conservación de la Plaza, algo que se puede solucionar poniendo seguridad privada y de paso creando nuevos puestos de trabajo, porque lo que muchos sevillanos reclaman al alcalde es que la Plaza de España se cierra durante dos meses al año, para los conciertos de Iconica Fest.
Además de los sevillanos y la oposición, las agencias de viajes de Andalucía también se han pronunciado sobre el cierre de la Plaza de España. El presidente de la Federación Andaluza de Agencias de Viajes, Luis Arroyo, ha destacado "lo acostumbradísimos que estamos a que la Plaza de España sea un espacio abierto y público" y ha querido reseñar que "si nos ponemos a cerrar plazas para cobrar por entrar, repercutirá negativamente en el destino".
Un video del alcalde
El alcalde de Sevilla, Jose Luis Sanz, ha querido mostrar en sus redes sociales el estado de la Plaza de España: manteros, gente sentada en zonas monumentales, desconchones en las paredes y poco respeto en general a un monumento histórico de la ciudad de Sevilla, como un argumento más a favor de su proyecto de cerrarla y cobrar una entrada.
Otros monumentos similares en España
Muchos usuarios en redes sociales han reclamado que la Plaza de España no es como los Reales Alcázares o La Alhambra, que se trata de un espacio abierto que visitas con frecuencia y que no tiene sentido cerrar un espacio así justificándolo como una medida para su conservación. Aunque en España existen algunos monumentos similares a la Plaza de España en Sevilla y en el que sí se cobra entrada.
El Parque Güell de Barcelona sería el que más se asemeja a la situación de la Plaza de España, doce hectáreas de parque con zonas monumentales y zonas verdes y por el que se pagan 10 euros. Sin embargo, esta entrada no daría el acceso a la Casa Museo Gaudí. Otro ejemplo es el Cojunto Romano de Mérida, que incluye teatro y afiteatro, Casa del Mitreo, Cripta, y Morería, entre otros. Por cada uno, se cobra entrada aunque se pueden visitar todos por 17 euros.
El Caminito del Rey en Málaga, o los Lagos de Covadonga en Asturias serían otros ejemplos, aunque es cierto que no terminan de convencer a aquellos que abogan por medidas de vigilancia y no por prohibiciones y cierres.
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