Minutos antes de las seis de la tarde del sábado lo servicios de emergencia y la Policía Nacional recibían el aviso de una multitudinaria pelea entre ultras en un bar del barrio de Triana. Al llegar se encontraron una auténtica batalla campal en la que se usaron sillas, botellas y todo lo que estaba al alcance en este momento. Fuentes del local donde se inició la pelea han asegurado a Vozpópuli que todo fue muy rápido y que de repente se formó una turba que salía hacia la carretera dando gritos y golpes. En el local se encontraban niños pequeños, incluso con carritos, afortunadamente no hubo que lamentar ningún herido de gravedad más allá del que fue trasladado al hospital tras la reyerta.
Parece ser que todo empieza durante la celebración de un cumpleaños entre ultras del Betis, donde había invitados radicales del FC Barcelona y del Atlético de Madrid, y en la que se presentaron Biris, ultras del Sevilla armados con palos. Una vez iniciada la multitudinaria pelea, uno de los grupos de ultras habría llamado a más familiares para que acudieran, lo que motivó en la batalla campal que se puede ver en los numerosos vídeos compartidos en redes sociales.
Más allá de quienes la iniciarán o como, Sevilla tiene un grave problema con los ultras de ambos equipos que debe atajar cuanto antes. La multitudinaria pelea en Triana a plena luz del día, no hace más que confirmar y demostrar la violencia y peligrosidad de los radicales béticos y sevillistas. Sobre los radicales, la policía asegura que cada vez son más violentos y más jóvenes, mucho de ellos son menores de edad y proceden de familias desestructuradas, que han dejado los estudios y que encuentran entre los ultras un refuerzo que no tienen en sus casas.
Dos hechos muy graves en menos de un mes
Si nos planteamos quienes dan poder a estos ultras, más allá de la violencia que emplean cuando se enfrentan son los clubes de fútbol. Dos días antes del derbi que enfrentaría al Sevilla y al Betis en el estadio sevillista, medio centenar de Biris acudieron al entrenamiento del equipo. Los más radicales de la grada de Gol Norte del Sanchéz Pizjuan, entraron a hablar con la plantilla, a pedirle explicaciones por los últimos resultados cosechados y para arengar a los suyos para no caer derrotados antes el Betis. Si este tipo de prácticas se permiten desde los clubes de fútbol, se complica aún más la lucha por erradicar a estos grupos.
Aunque nada tienen que ver la pasión por un deporte cómo el fútbol y estos violentos, cada vez este tipo de grupos va creciendo más. El pasado 29 de octubre sobre las 10 de la mañana, tan sólo 4 horas antes de que comenzase el partido que enfrentaría al Real Betis con el Osasuna, un grupo de ultras de ambos equipos se enfrentaron a palos en las calles aledañas al estadio. Imágenes escalofriantes de un hombre tirado en el suelo mientras lo apalean entre varios, que luego, el caprichosos destino quiso que fuese un aficionado de Osasuna, quien confundido con uno del Betis, se viese apaleado por sus propios compañeros quedando inconsciente en el suelo tras la agresión. Una semana antes los ultras de Osasuna se enfretaban a los Biris en tierras navarras, parece absurdo hacer un viaje con el equipo simplemente para pelearse.
La violencia un problema que va más allá del fútbol
El principal problema es que estos violentos no son aficionados al fútbol, lo utilizan como excusa para ocultar sus verdaderas intenciones y es que la política es el caldo de cultivo para todas estas peleas. La rivalidad entre equipos no es más que la rivalidad política: en el caso de los Soportes Sur es ideología de Extrema Derecha y en el caso de los Biris es de Extrema Izquierda.
Nadie sabe como se puede erradicar esta lacra que aleja cada vez más a las familias de los estadios, lo que puede ser un día festivo para disfrutar de tu equipo se puede convertir en minutos en una autentica pesadilla. Por tanto, deben ser los clubes de fútbol los que tomen cartas en el asunto como ya lo hicieran Florentino Pérez con Ultra Sur o Joan Laporta con los Boixos Nois.