El exconsejero andaluz de Hacienda, Ángel Ojeda, impuado por el presunto fraude de 50 millones de euros en ayudas para cursos de formación, compró en 1997 al menos el 20% de las acciones de Compagnie Générale de Schengen, una sociedad con sede en Luxemburgo cuyo objeto social aparece como "todas las operaciones relacionadas con la adquisición, gestión, explotación y liquidación del patrimonio inmobiliario", según publica el diario El Mundo.
Pese a esta definición, en los balances de la compañía entre 1993 y 2010 no aparece ningún activo inmobiliario, por lo que en realidad la empresa podría dedicarse a operaciones financieras. En ese sentido fue utilizada por Ojeda, que ocultó parte de su patrimonio en la sociedad luxemburguesa que llegó a tener 7,3 millones de euros en activos al cierre del año 2000.
La compañía acordó una ampliación de capital de 20 millones de francos emitiendo 400 nuevas acciones de las que Ojeda adquirió unas 200 el 14 de agosto de 1997. Las nuevas acciones fueron adquiridas por tres sociedades: Interbook, con sede en Luxemburgo, y Gilgan y Construcciones Reunidas Rogasa, ambas radicadas en Sevilla y propiedad del exconsejero andaluz. Según el diario, Gilgan adquirió 173 acciones y Construcciones Reunidas Rogasa otras 23, mientras que Interbook se quedó con las otras 200. Según el diario, esta compra habría supuesto a Ojeda el desembolso de unos 41 millones de pesetas entonces, cerca de 246.000 euros actuales.
Las inscripciones en el Registro Mercantil evidencian que Ángel Ojeda era el propietario real tanto de Gilgan S.A. como de Construcciones Reunidas Rogasa S.L.. La primera de ellas tiene su sede en el domicilio del exconsejero en el barrio de Heliópolis, en Sevilla, precisamente registrada por la UDEF al estallar la 'operación Óscar', mientras que la segunda está establecida en una gestoría y despacho de abogados en Sevilla capital.
Sin embargo ninguno de los dos apoderados de ambas parecían estar al tanto de las actividades de las empresas. El de Gilgan ha declarado al diario que desconocía la existencia de Compagnie Générale de Schengen, y que su empresa se limitaba a la comercialización de telefonía móvil de diversas compañías, para demandar a los clientes que incumplían el compromiso de permanencia. Por su parte el de Construcciones Reunidas Rogasa admitía ser amigo de Ojeda desde la infancia y haber aceptado el cargo por ser 'un favor personal que le pidió el exconsejero', aunque dice no haber actuado nunca en la compañía.